miércoles, 11 de mayo de 2011

La muerte de un "disidente" y el garganta profunda de El Nuevo Herald.

Como la llamada opisición cubana no cuenta con ninguna credibilidad, -Martha Beatriz Roque resucita milagrosamente de las huelgas de hambre, Fariñas inventa rebeliones en cines de Santa Clara y Yoani Sánchez sueña con olas y revueltas árabes en La Habana-, a El Nuevo Herald no le quedó más remedio que echar mano, para hacer creíble su versión del "asesinato"  de  Juan Wilfredo Soto García, que al testimonio del pastor bautista, Mario Lleonart Barroso.
Lo que El Nuevo Herald, por supuesto, no dice es quién es este santo defensor de la verdad. ¿Un religioso conmovido por la injusticia, una persona honesta que conocía a la supuesta víctima de la represión policial? Nada de eso. Si los lectores de la blogosfera revolucionaria cubana mal no recuerdan, el pastor que le cayó del cielo a El Nuevo Herald no es otro que el mismo personaje que manipuló, junto a Yoani Sánchez y su esposo Reinaldo Escobar, a los niños de su iglesia en el poblado villaclareño de Taguayabón, perteneciente al municipio de Camajuaní.
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