Manuel E. Yepe
Un
grupo de veinte estudiantes provenientes de diversos lugares de Estados Unidos
llegó a inicios de septiembre a Cuba para realizar estudios en la Escuela
Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana, becados por el gobierno
cubano.
El
grupo se agregó a otros 104 estudiantes de Estados Unidos que ya estudiaban en
esa escuela y a miles de estudiantes de todo el mundo que allí cursan estudios
superiores.
Los
recién llegados recibirán clases preliminares de español y cursos pre-médicos
antes de comenzar un intensivo programa de seis años de la carrera de medicina.
Cada estudiante recibirá entrenamiento práctico en cuidados primarios y preventivos,
medicina familiar y cursarán todas las especialidades de la medicina.
Estas
becas que otorga el gobierno de Cuba cubren educación, alojamiento y
alimentación, además de los libros necesarios en idioma español. La única
condición que ponen los anfitriones es que los estudiantes se comprometan
moralmente a regresar, una vez graduados, a sus respectivos países a ejercer en
comunidades necesitadas.
La
ELAM ha entrenado a más de 24 mil doctores de 116 países desde su creación en
1999. En julio último se graduaron 16
estudiantes estadounidenses, lo que elevó a 68 el número de estudiantes de
Estados Unidos que se han titulado en Cuba desde que la isla comenzó a recibir estudiantes
de esta nación en 2001.
“Este
programa es otra prueba del compromiso de Cuba con la salud, no solo la de su
propio pueblo sino la de todos los pueblos del mundo. Mientras otros países
envían soldados al exterior, Cuba envía un ejército de doctores para ayudar a
crear sistemas sostenibles de salud en las naciones más pobres del mundo para
asegurar que ellos sean capaces de mejorar la salud en sus comunidades”, ha
dicho Gail Walker, quien encabeza la Fundación Interreligiosa para la
Organización Comunitaria (IFCO, por sus
siglas en inglés) de Estados Unidos.
IFCO
administra desde su creación en 2001el programa de becas que Cuba ofrece a
estudiantes estadounidenses. Cuba tiene amplios antecedentes de colaboración
con muchos pueblos del tercer mundo en el sector de la salud. Pero es poco divulgada
la colaboración en este terreno con Estados Unidos.
Cuando
el ciclón Katrina azotó en 2005 a Nueva Orleans, Cuba ofreció asistencia médica
para los damnificados de esa ciudad en donde habita un elevado número de
afro-estadounidenses de bajos ingresos que reclamaban y merecían ayuda.
Para
brindar esa asistencia se organizó una brigada a la que se dio el nombre de
Henry Reeve en honor a un valiente y audaz revolucionario nacido en 1850 en
Brooklyn, Nueva York, quien alcanzó el grado de brigadier general en las luchas
de Cuba por su independencia. Reeve, conocido por “El inglesito” o “Enrique el
americano” se incorporó a la lucha cubana por la independencia en 1869 y
cayó en combate en 1876, a la edad de
26 años, pero ya con un amplio historial de luchas y heridas recibidas en las
filas del Ejército Mambí Libertador durante la primera etapa de las guerras
revolucionarias cubanas.
Comoquiera
que el entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush rechazó la ayuda
cubana, la brigada Henry Reeve fue ofrecida a Pakistan, donde por esos días un
violento terremoto había creado una situación calamitosa a cientos de miles de
personas en una región de difícil acceso. El gobierno de Pakistán, cuyas
relaciones con el de Cuba no eran óptimas, aunque sí respetuosas, acogió
agradecido la asistencia.
A
44 diferentes lugares afectados por el sismo en las montañas de Pakistán
llegaron 2378 médicos, enfermeros y paramédicos del contingente Henry Reeve
recién formado para atender casos de desastres naturales y epidemias en
cualquier parte del mundo.
El
contingente Henry Reeve se constituye,
cada vez que se hace necesario prestar una ayuda de la escala para la que está
diseñado, con médicos voluntarios cubanos y apoyo, también voluntario, de estudiantes
suficientemente avanzados de la Escuela Latinoamericana de Medicina.
Su
accionar humanitario salvando vidas se ha hecho sentir también en Haití y otros
países azotados por grandes calamidades, contrastando con las intervenciones
militares que decretan Estados Unidos y la OTAN con propósitos supuestamente “humanitarios”
que se traducen en represión y muerte para el Tercer Mundo.
El
contingente Henry Reeve se ha convertido en emblema de la solidaridad entre los
pueblos cubano y estadounidense. Un símbolo de amistad y solidaridad que
Washington se ha empeñado en obstaculizar desde aquellos años iniciales en que la revolución cubana luchaba
contra el colonialismo español hasta hoy cuando la Isla hace paradigmática
resistencia a la dominación imperialista.
Septiembre
de 2012.
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