E. U. G.
Ayer, a propósito del aniversario del golpe de estado en Chile, leí que la justicia chilena calificaba de "suicidio" la muerte del presidente Allende y que con ello cerraba el caso. Reproduzco el breve fragmento de mi libro Cuba, ¿revolución o reforma? en el que comento este tema:
"Por lo general, las apropiaciones que la política revolucionaria hace de los hechos históricos son de esencia; y la mayoría de las veces, las descalificaciones que la política contrarrevolucionaria, apoyada en historiadores de igual filiación ideológica, hace de aquellas apropiaciones son de índole formal o simplemente arqueológica. Por ejemplo, existe el mito del juramento de Bolívar en el Monte Sacro, si se quiere calificar así, recreado por Chávez en el Samán de Güere: un acto esencialmente simbólico. Los historiadores venezolanos que sirven a la contrarrevolución han tratado de demostrar que aquel primer juramento nunca existió: “La reconstrucción de lo que dijo Bolívar es apenas posible. 45 años después del suceso, Simón Rodríguez dio una descripción novelística del famoso juramento, obviamente una invención imaginaria; su valor histórico es nulo”. Como si esa descalificación “arqueológica” pudiese anular el símbolo. Otro ejemplo: Salvador Allende probablemente se quitó la vida de un disparo en La Moneda. ¿Suicidio? No, asesinato. Lo mató la Junta Militar que bombardeó el palacio presidencial. No digo que los historiadores no aporten las precisiones que contribuyan a una visión más integral y exacta de los hechos; pero los pueblos desechan las minucias, y se apropian de las esencias." (p. 133)
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