NICANOR LEÓN COTAYO
Con poca difusión de las principales agencias noticiosas capitalistas, en Cuba fueron conmutadas las sanciones de pena de muerte por 30 años de prisión a tres terroristas y sancionado a igual número de años a otro que merecía la pena capital por la ejecución de graves actos criminales en la isla.
Así lo determinó allí recientemente el Tribunal Supremo Popular, luego de considerar, entre otros hechos, el arrepentimiento de los encausados y la cooperación que prestaron en el transcurso del proceso.
Uno de ellos se nombra Humberto Eladio Real, quien el 15 de octubre de 1994 desembarcó en Cuba al frente de un comando procedente de la Florida con la intención de ejecutar diversas acciones subversivas.
El arribo entonces de Real y sus hombres tuvo lugar en el municipio costero de Caibarién, provincia de Villa Clara, situada en el centro del país.
Luego del desembarco en aquella zona asesinó a Arcelio Rodríguez García, a quien también robó su automóvil antes de penetrar al territorio nacional junto a sus cómplices, cuando las autoridades les ocuparon siete fusiles y cuatro pistolas.
Humberto Eladio Real era la única persona que aún tenía impuesta la pena de muerte en Cuba, debido a que un anuncio de 2008 cambió la correspondiente a varias personas.
A principios del presente mes de enero, la justicia cubana también perdonó la vida a dos salvadoreños, Otto René Rodríguez Llerena y René Cruz León, condenados a muerte en aquel año por terrorismo continuado en la isla.
Ambos en 1997 llevaron a cabo atentados con bombas en centros turísticos de La Habana, en uno de los cuales murió el turista italiano Fabio Di Celmo, de 32 años de edad.
Doce meses más tarde, el connotado terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles admitió al periódico The New York Times su papel como organizador de tales hechos.
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