E. U. G.
Subido a lo más alto de la insigne Raspadura, como popularmente llaman los habaneros a la torre que custodia el monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución --digo a lo más alto, y no me refiero al mirador techado de su cúspide, ni siquiera a los balcones superiores, habitualmente cerrados al turismo, sino a la terraza que la corona, rodeada de muros que imposibilitan el disfrute del paisaje, sobre los que imprudentemente me subí--, pude ver casi toda la ciudad. No es la edificación de mayor altura, pero se encuentra sobre una loma que la hace empinarse por sobre todas las demás. Mi ciudad, y mi Plaza, es uno de los centros históricos de la Revolución mundial. Unos ingenieros alpinistas (o acróbatas) están reparando las señales del tiempo. Tomé algunas fotos, aunque era ya algo tarde y el sol a punto de irse impedía que yo girara en redondo con mi cámara. Mi impericia y la hora del día, no me dejaron tomar mejores fotos (esa es mi justificación). Pero las comparto con ustedes.
Nostalgia de las matazones
Hace 7 horas
No tienes que justificarte, son hermosas las imágenes... es hermosa la ciudad. Qué privilegio disfrutarla desde allá arriba!!!
ResponderEliminarLa Habana vieja vista desde la Plaza
ResponderEliminarEn su blog La Isla Desconocida el periodista Enrique Ubieta publica hoy un homenaje fotográfico a la Cuba pre-revolucionaria, aquella de los mafiosos y los corruptos. Las fotos, tomadas desde lo alto de la torre del monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución (antigua Plaza Cívica, inaugurada por el dictador Fulgencio Batista). Se ve La Habana bella, la ciudad eterna, el Vedado de los restaurantes y los clubes, la Univerdidad de la inconformidad y el espíritu contestario, tomada de lejos, a una distancia en la que no se puede apreciar el descascaramiento generalizado... No era aquella La Habana total, pero era La Habana de las aspiraciones. Se planeaba colmarla de edificios altos como esos que aparecen en esa fotografía, no sé si para bien, probablemente para mal. Había otra Habana, la ciudad pobre, la de las chozas, la del llega y pon, la que un día los cubanos soñaron erradicar. Se prometió viviendas para todos, pero hoy hay una enorme escasez de vivivienda --en los cientos de miles. Quizá esas fotografías muestren el fracaso, como los cubanos hoy viven de la memoria, como se han puesto viejos -ellos y Cuba con ellos, incluso los jóvenes que hoy acuden a esa Universidad-, como ya no hay aspiraciones más allá que subir a una torre a disfrutar a una Habana paralizada en el tiempo.
Francisco A. Dominguez
tandadedominguez.blogspot.com
dominguezfranciscoa@yahoo.com
Estimado Alberto: Es un homenaje a la Revolución. Los edificios originalmente feos de la Plaza --propios de la arquitectura fascistoide de Batista--, se resemantizaron con la Revolución. Hoy ese espacio es el centro urbano más importante de la Revolución mundial, no solo por lo que ha sucedido en él, sino sobre todo porque está vivo. Esa es su belleza, mal que te pese. Por demás, tuvimos suerte de que llegara la Revolución y detuviera la demolición de la Habana Vieja y su sustitución por "edificios altos" o modernos, tal como sucedió con la antigua sede de la Universidad de La Habana y la construcción en ese espacio de la Secretaría de Gobernación o el levantamiento de la Plaza Vieja --felizmente recuperada--, para construir parqueos soterrados. Suerte de que los "rascacielos" no destruyeran el encanto de la ciudad, y la llenaran de casinos y prostíbulos. Por demás, esos barrios pobres --mucho menos pobres de lo que fueron y de lo que son en América Latina--, son el lastre tercermundista que el acoso y a veces nuestra ineficiencia no nos han permitido superar. Pero en cambio en ellos vive una población con un promedio educacional de noveno grado --imagínate ese nivel escolar en las favelas de Río--, y muchos profesionales. Alberto: está de moda exhibir lo feo de La Habana, no porque sea exclusivo de nuestra capital --las zonas feas de cualquier capital latinoamericana, yo las conozco, son más extensas y más sórdidas-, sino porque quieren demostrar que una sociedad alternativa es imposible. La Habana, la Isla, es una de las pocas embarcaciones que navegan en el mundo. Ustedes son los que la observan y critican detenidos en la costa.
ResponderEliminarRealmente es un privilegio disfrutar las maravillosas vistas de nuestra ciudad desde este lugar. Estoy sumamente orgulloso de formar parte del grupo de ingenieros-alpinistas que intervino en la realización de este trabajo, que como se menciona, también participó en el estudio realizado al majestuoso Puente de Bacunayagua. (http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2009/10/18/estudio-inedito-del-puente-de-bacunayagua-en-matanzas/)
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