A veces basta con escucharlos una vez. Néstor Díaz de Villegas, uno de los iniciadores y principales colaboradores de Penúltimos días ha recibido el homenaje de La Habana Elegante. Supongo que su obra poética lo merece, no la conozco. Pero el hombre político abraza las pasiones más reaccionarias. Sus palabras no necesitan comentarios:
"La renuencia a concebirnos como cubanoamericanos nos ha costado cara. Rechazamos la noción de 'destino manifiesto', que fue la gran idea revolucionaria del siglo XIX.
(…) Si a lo que se refiere Muñoz cuando mienta mi apellido es a un abolengo, debo avisarle que en 1959 los Díaz de Villegas no eran nadie: botelleros, como mi tío Víctor, que fue sargento político del senador Santiaguito Rey, o jornaleros, como mi padre y mis tíos. Estamos emparentados, es cierto, con Agustín de Santa Cruz, conde de Cumanayagua, cuyos nombres y títulos llevo yo por haber nacido, casualmente, el día 3 de mayo. Desde 1848 militábamos en el bando de los anexionistas. El caballo Mazepa, de mi primo Federico, sirvió de montura al general Narciso López en su fuga a galope desde Cumanayagua hacia Cárdenas: Mazepa oblige.
(…) En los albores de la nación, en el momento de las grandes conspiraciones, existían en Cuba ideas políticas profundas, que fueron descartadas. El colonialismo y el reformismo funcionaban maravillosamente (es la Cuba nostálgica que se promete a los nativos y se ofrece a los turistas) y, en todo caso, no había por qué aspirar a la independencia en una Barataria donde lo español se había introvertido. (…) La República es lo que vivimos actualmente. Es decir, la puñalada por la espalda de los exiliados republicanos que vinieron a Cuba gracias a la generosidad de Fulgencio Batista: la revolución cubana es la Guerra Civil española revisitada. Mira La Habana y verás lo que pudo ser Madrid. El castrismo es nuestra recaída en España. Nos asustaba ver a un yanqui mangoneando la Compañía Eléctrica, pero no tuvimos reparos en poner a un pichón de gallego en Palacio, ni en entregar la Banca y la Industria a un 'típico autodidacto de país subdesarrollado', que es la frase con que Cortázar describe a Lezama, pero que podría aplicarse igualmente al argentino Ernesto Guevara. Hoy toda Latinoamérica es una triste brigada internacionalista, con sus indios marxistas, sus abuelas estajanovistas y sus Pasionarias cancerosas".
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Don Agustin de Santa Cruz y Castilla Cabeza de Vaca fue mi sexto abuelo. Como aclaracion, Don Agustin JAMAS obtuvo el titulo de Conde de Cumanayagua, por lo tanto, ningun descendiente de Don Agustin tiene el derecho de usar ese titulo.
ResponderEliminarEs cierto que a Don Agustin le fue prometido tal titulo a cambio de haber donado los terrenos sobre los cuales se fundo la ciudad de Cienfuegos (terrenos que pertenecian a su esposa, Don-a Antonia Guerrero), pero los tramites necesarios para otorgarselo no fueron cumplidos. Clouet, quien estaba encargado de la fundacion de una "ciudad" (que se convirtio en Cienfuegos), traiciono a Don Agustin y jamas presento el pedido a la Corona Espan-ola para que se concediera tal titulo nobiliario.
Francamente, no entiendo como Nestor Diaz de Villegas no esta enterado de esto.