E. U. G.
Hoy vi 3, película uruguaya que participa en el Festival de Cine de La Habana. Cine íntimo, sin prisas, atento a los detalles, que se regodea en la soledad y en los esfuerzos de los protagonistas por trascenderla. La mirada del director, como si fuese el lente de la cámara, desenfoca todo lo demás: no sabemos de otros sueños, de otras esperanzas o motivaciones. Los personajes (un hombre, una mujer, una hija en común, una familia que fue y ya no es, y otro hombre) están solos, aunque intercambien palabras y a veces caricias y luchen contra la soledad, uno empecinado por regresar, otra a punto de partir, la adolescente indecisa, probándose. Hay ataduras que mueren, como los enfermos que la mujer y el segundo hombre ciudan, para que estos puedan encontrarse. No existen otros mundos. Lo demás es paisaje urbano. Una película, dicen, muy montevideana. Un poco a lo Benedetti, sin sus extremos (melo) dramáticos. Dirigida por Pablo Stoll –que en el 2004 nos entregara ese clásico uruguayo que es Whisky, junto al fallecido Juan Pablo Rebella, quien al morir trabajaba con él en la redacción del nuevo guión–, y actuada por Sara Bessio, Anaclara Ferreyra Palfy y Humberto de Vargas. Esta película pudo ser exhibida en todo el territorio uruguayo, algo que nunca había ocurrido con otras producciones de ese país.
El peligroso ejemplo de Cuba
Hace 13 horas
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