Este artículo fue traducido por el doctor Néstor García Iturbe. Revela que es posible otra mirada hacia Cuba. Solo no comparto una palabra: las vallas cubanas siempre hablarán de socialismo. Pero es un texto de buena fe. Para leer el original pinche aquí.
Mary Mulhern
Mi reciente visita a Cuba con el Comisionado de Autoridad del Puerto de Tampa, Carl Lindell, el antiguo Secretario del Senado Joe Stewart, y un grupo de comerciantes, reveló que la brecha entre la percepción de los estadounidenses y la realidad de la vida en Cuba es sustancial. Quedé abrumada por la belleza natural de la isla, su rica vida cultural, arquitectura, y la afabilidad de su pueblo. La música en vivo sale de los Cafés al aire libre en la Habana Vieja, y las familias se reúnen por miles a lo largo del Malecón habanero. Esto no quiere decir que Cuba sea un paraíso. Los acres de verde que se pueden ver mientras el avión desciende vienen a ser campos de hierba, y no los campos de cultivos que se esperan de un área rural. En la avenida desde el aeropuerto las vallas aún pregonan propaganda socialista. La recesión mundial se ha magnificado en Cuba. Desde la pérdida del apoyo agrícola soviético en los 90, Cuba ha batallado por incrementar su producción. Los huracanes del último año, los peores en la historia del país, destruyeron los cultivos, la infraestructura y las viviendas. Ver las dificultades de la vida diaria es reconocer los fracasos tanto del sistema político de Cuba, como de la política estadounidense para cambiar el sistema. Cada cubano que nos encontramos mostró afecto sincero y respeto por los estadounidenses. Escuchar de donde veníamos suscitó la exclamación: “¿Los Estados Unidos?, ¡Mucho gusto!” Tampa tiene un lugar todavía mayor en sus corazones. Un joven me dijo, “Me encanta Tampa”, ¿Por qué?, “Porque no es Miami”. Una reunión de 3 horas y media con el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón de Quesada, dejó claro que los líderes de Tampa son más que bienvenidos en Cuba. Y aún así, de delegaciones de gobierno de aproximadamente 37 estados, 40 senadores y 175 miembros del Congreso que han visitado Cuba, ninguno ha sido de la Florida. Alarcón también insistió en que no somos solo estadounidenses, ¡sino tampeños! Hablamos sobre el hecho de que Cuba y Tampa comparten historia, incluyendo 150 años de comercio, la lucha por la independencia de España, y nuestro héroe común, José Martí. Los cubanos tienen grandes esperanzas de que el presidente Obama restablezca las relaciones, pero comprenden el desproporcionado papel que los políticos de Miami juegan en nuestra política nacional. El mensaje claro de la reunión fue que el gobierno cubano desea una relación de amistad y respeto mutuos. Están preparados para encontrase con Obama o con su designado, para discutir cualquier y cada uno de los asuntos, incluidos los presos políticos y los derechos humanos. Alberto Betancourt, asesor principal de Alinport, la agencia internacional de Cuba para la compra de alimentos, nos ofreció un resumen impresionante sobre las importaciones de Cuba. El país compró $4 mil millones en productos agrícolas a los EEUU entre 2002 y 2008. Aunque nuestra proximidad nos convierte en el exportador preferente para Cuba, las restricciones sobre el comercio y los viajes socavan nuestro estatus competitivo, y están desviando a otros países $300 millones en comercio potencial. Betancourt mencionó estudios que muestran que los primeros cinco años de normalización en las relaciones, generarían un comercio de $21 mil millones en bienes, servicios y turismo. El mayor beneficio financiero vendría a las regiones más cercanas a Cuba. Esto se traduce en los puertos, aeropuertos y negocios de la Florida, y especialmente de Tampa. En un momento en que deberíamos estar fortaleciendo nuestras relaciones, la ventana para que Tampa restablezca nuestra afinidad histórica se está cerrando. Mientras Cuba mira hacia otros estados, ciudades y puertos que abogan por poner fin a las restricciones sobre los viajes y el comercio, Tampa está visiblemente ausente. Louisiana y Texas ahora dan cuenta del 6%. The Economist reportó la semana pasada que Mobile, Ala., una ciudad hermana de La Habana desde 1993, está cortejando activamente el comercio de los puertos de Cuba. Negarnos el enorme potencial económico y de empleo que representa para Tampa la libertad de comercio y de viajes, es indefendible, especialmente durante esta recesión económica. Nuestros ciudadanos están listos para un cambio. Encuestas recientes muestran que la mayoría de los estadounidenses desea poner fin al embargo, y la mayoría de los cubanos en Miami quieren eliminar las restricciones sobre los viajes. Yo insto a la Rep. estadounidense Kathy Castor y a los senadores Bill Nelson y Mel Martínez a que escuchen a sus electores, envíen una señal clara al presidente, y firmen los proyectos de leyes de la Cámara y del Senado para terminar con las restricciones sobre los viajes. Finalmente, insto a otros funcionarios elegidos localmente, la Autoridad de los Puertos y la Cámara de Comercio a que visiten Cuba, para que lleguen a sus propias conclusiones sobre las realidades del lugar, y comprendan mejor las oportunidades para Tampa Bay. Después de medio siglo, ya es hora de relacionarnos con el gobierno de Cuba como se debe. Se espera que Washington recomience pronto sus conversaciones con Corea del Norte y se espera que persuada a Irán para retomar las conversaciones sobre su esfuerzo nuclear. Nuestros ciudadanos son libres para visitar cualquier otro país en el mundo. Estoy deseosa de volver a Cuba este año, en nombre de los contribuyentes y la comunidad de negocios de Tampa. Espero no necesitar autorización del gobierno para hacerlo. Mary Mulhern es miembro del Consejo de la ciudad de Tampa
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