Motivado por la visita que realizamos ayer a la Prisión de Mujeres del Guatao, Vicente Feliú compartió conmigo este texto que escribiera en el 2011. Ahora que la prensa cubana e internacional está rumiando y publicando sus impresiones sobre el recorrido (un grupo visitó el Combinado del Este y un Centro de Estudio y Trabajo, y el otro, además de la del Guatao, un Centro para Jóvenes por Comportamiento ubicado en Guanabacoa), este texto aporta la mirada de los artistas cubanos que han visitado y seguirán visitando las cárceles cubanas. Gracias a Vicente.
Silvio durante una presentación en una cárcel cubana
Siempre es hermoso felicitar a las esposas, las hijas, las madres, a las compañeras de trabajo y a cuanta dama encuentra uno en el camino de cualquier 8 de marzo, al menos en Cuba, donde me comentaba una amiga que cuando era pequeña, en la escuela ese día los niños servían los refrescos a las niñas, y los almuerzos, porque, como también me dijo, es verdad que los cubanos somos machistas, pero eso sí, caballerosos, atentos y cariñosos con las mujeres.Alejandro González, un trovador muy querido, me propuso que este 8 de marzo de 2011 hiciéramos un concierto para las mujeres que alguna vez cometieron errores graves y cumplen por ellos en la penitenciaría del Guatao, un pueblo aledaño a la capital. Con mucha celeridad se coordinó todo y ayer estábamos cantando a las 3 de la tarde, bajo un Sol casi injusto, Mauricio Figueiral, Danilo Vázquez, Alejandro y su grupo Hierbabuena, y yo. Compartió con nosotros una agrupación de internas aficionadas llamada Las Gemas, muy buena y conocida y querida entre sus compañeras. Fueron casi dos horas de concentración que permitió tanto a las mujeres internadas como a las custodias, a los custodios y a nosotros mismos, disfrutar de un hecho cultural que tanta falta hace siempre.
Al final, la jefa –que estuvo todo el tiempo sentada entre sus subordinadas, como una más-, recordó la gira EXPEDICIÓN que hiciera hace un par de años Silvio Rodríguez por los centros penitenciarios del país (en la que tuve el honor de participar, al igual que en decenas de actividades similares desde que se fundara el movimiento de la Nueva Trova en 1972) y nos agradeció el gesto de esta nueva Expedición que comenzamos, diciendo que siempre había personas que no las olvidaban.
Y claro que no las olvidamos. Errar es de humanos y solo quien ha dado un traspié conoce el sabor que tiene levantarse y seguir. Y una sociedad como la nuestra, que apuesta por las personas, no puede olvidar nunca a quienes están dispuestas a comenzar de nuevo.
Vicente Feliú
9 de marzo de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario