Hoy tuve bastante trabajo. Pero no quiero irme a la cama sin comentar brevemente la nueva sentencia dictada contra Antonio Guerrero, mi ex compañero de aula en la Escuela Lenin. Algunos hablan de una victoria, y bien vistas las cosas, el hecho de que se revisara su caso, como el de sus compañeros, lo es. Que una injusta cadena perpetua se convierta en una injusta sentencia de casi 22 años, es un reconocimiento de la arbitrariedad del juicio condenatorio. Pero no me siento satisfecho. Tony lleva ya 11 años de prisión. Mañana volveré sobre este tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario