Texto y fotos - Enrique Ubieta Gómez
Y esta es la segunda parte. Las Damas –cuya misión hoy era hacer mucho ruido, para que el eco de las denuncias de la víspera se escuchase menos--, partieron con su mentor hacia el Vedado. Allí fueron interceptadas por estudiantes universitarios y vecinos, que corearon durante horas consignas revolucionarias. Pero en una esquina, haciéndose “el sueco”, estaba el “diplomático” norteamericano de la SINA que las atiende. Un funcionario del MINREX advirtió en inglés al intruso de lo inadecuado de su presencia y del peligro que corría, pero éste, soberbio y altanero, permaneció en el lugar. A pesar de todo, unas jóvenes policías lo cuidaron. Eso sí, tuvo que escuchar los gritos de yanqui go home, y algunas otras verdades, y un manifestante se colocó a su lado con un retrato del Che. Las imágenes son más elocuentes que mis palabras.
Y esta es la segunda parte. Las Damas –cuya misión hoy era hacer mucho ruido, para que el eco de las denuncias de la víspera se escuchase menos--, partieron con su mentor hacia el Vedado. Allí fueron interceptadas por estudiantes universitarios y vecinos, que corearon durante horas consignas revolucionarias. Pero en una esquina, haciéndose “el sueco”, estaba el “diplomático” norteamericano de la SINA que las atiende. Un funcionario del MINREX advirtió en inglés al intruso de lo inadecuado de su presencia y del peligro que corría, pero éste, soberbio y altanero, permaneció en el lugar. A pesar de todo, unas jóvenes policías lo cuidaron. Eso sí, tuvo que escuchar los gritos de yanqui go home, y algunas otras verdades, y un manifestante se colocó a su lado con un retrato del Che. Las imágenes son más elocuentes que mis palabras.
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