Reproduzco el comentario de un lector al post "Dos joyitas del proyanqui Carlos Alberto Montaner" y mi respuesta.
Estimado Enrique:
Dígamos que estamos de acuerdo con usted. El neoliberalismo que defiende Carlos Alberto Montaner no le ha resuelto ni le resolverá absolutamente nada al tercer mundo, y es probable que para que el sistema capitalista sobreviva tendrá que revertirse seriamente la tendencia de los últimos años empeñada en desmantelar el entramado protector surgido a partir del New Deal, cuestión que yo veo bastante difícil, pues no solo la derecha ha cobrado fuerza con la crisis, sino que la izquierda en los países del norte está prácticamente muerta (esta semana gocé de la suerte de poder escuchar en Radio Pacífica (www.kpfk.org) una serie de cinco programas sobre cómo revitalizar la izquierda en Estados Unidos, donde participaron Noam Chomsky, Ralph Nader, e incluso miembros del Partido Comunista Revolucionario, algunos con muy buenas propuestas, otros no tanto, pero que al final dejaba la sensación que es una causa perdida).
Digamos también que estamos de acuerdo con usted con respecto al papel de Estados Unidos en todo esto, que comienza a ser desastroso a partir del 10 de marzo de 1952. La historia sobre el terreno de los Estados Unidos no deja duda: los pueblos, la gente común sale siempre perdiendo. El problema de Cuba es un problema de cubanos, y por lo tanto, solo le corresponde a los cubanos resolverlo. Demás está decir que consideramos las sanciones económicas inmorales, aberrantes, y de hecho contraproducentes.
Hasta ahí estamos de acuerdo.
Usted está a favor de un solo partido. Yo en realidad prefiriría que no hubiesen partidos, pero si los hay debería haber tantos partidos como los ciudadanos determinen oportuno bajo el derecho de libre asociación.
Usted dice que Cuba no es una dictadura. Yo digo que sí lo es, como lo era la URSS, como lo es China, como lo es Corea del Norte.
Ni las sanciones económicas ni la situación de guerra con Estados Unidos son una buena justificación para el partido único ni para la dictadura. Usted le podrá dar las vueltas que quiera, basandose en Martí si quiere como hace a menudo Fidel, pero ambos son males intrínsicos del sistema comunista basado en la "dictadura del proletariado", que no es más que el establecimiento del poder absoluto de una élite sobre el pueblo, solo sostenible mediante la represión y el miedo, y la limitación de derechos que, buenos, malos o corregibles, se han ido fraguando a través de los tiempos. De hecho es un total insulto a la inteligencia del pueblo cubano creer que no se sabría defender ante la amenaza estadounidense, que no sabe qué le conviene y qué no le conviene, y que entonces es necesaria la luz guia del Partido. Si hay un país donde la existencia de cualquier élite partidista debería haber desaparecido hace bastante tiempo ese país es Cuba. ¿Para qué ha servido tanta educación todos estos años?
¿Existe alguna manera que usted y yo podramos reconciliar nuestras posiciones hacia formas auténticamente democráticas -fíjese, no estoy hablando de democracia representativa-, donde se pueda conservar lo logrado en materia social, tanto en la práctica como en teoría, por la Revolcución?
¿O seré yo siempre el que entre usted y yo salga perdiendo, pues no tengo que recordarle que usted goza del privilegio de vivir en nuestro país mientras yo le tengo que pedir permiso al gobierno para entrar?
Sinceramente,
Francisco A. Domínguez
RESPUESTA:
Estimado Francisco A. Domínguez:
Me alegra que coincidamos en algunos puntos. No obstante, nuestras diferencias son importantes. Abordemos directamente el tema que propone: “único partido – dictadura” o “pluripartidismo – democracia”. La sola asociación de esos términos lo deja atrapado en el concepto formal de democracia, que funciona como sistema regulador y reproductor del capitalismo.
Imaginemos un escenario donde existan muchos partidos anticapitalistas –y ninguno procapitalista–, con criterios diferenciados sobre las políticas administrativas. Todos participan en el proceso electoral. ¿Es una contienda democrática? Según la experiencia parlamentaria de 2005 en Venezuela –en las que la oposición no participó por decisión propia--, un escenario como el descrito es inmediatamente calificado como violatorio de los códigos “democráticos”. Pero imaginemos la situación inversa –nada difícil de imaginar, porque es la habitual--: un escenario donde el Partido antisistema (Comunista) está proscrito, y participan en las elecciones muchos partidos pro-capitalistas (incluyendo a la llamada izquierda “moderna”, “democrática”, o simplemente sistémica). ¿Es una contienda democrática?
El capitalismo acepta todos los puntos de vista, menos el que lo niega. Incluso si esa negación está avalada en las urnas por la inmensa mayoría de la población, es decir, sin importar que sea una negación democrática. El problema es que la democracia burguesa es un instrumento para la reproducción del capitalismo, no para su liquidación. El partido anticapitalista no entra en el juego, no es “una opinión democrática”. El académico chileno de derecha (residente en Alemania) Fernando Mires –entrevistado a página completa por el El Nacional venezolano en 2005–, afirmaba rotundo: “No hay nada más antidemocrático que un revolucionario”. Pudo haber dicho: no hay nadie más anticapitalista (antisistema) que un revolucionario, y habría expresado la misma idea con más claridad.
Si una sociedad decide construir un camino alternativo, anticapitalista, y construye una democracia para reproducir sus valores, no los del capitalismo, entonces los “demócratas” del sistema vencido se alarman y la declaran antidemocrática. Es democrático que el capitalismo proscriba la opción anti-capitalista, pero es antidemocrático que el socialismo proscriba la opción capitalista, ello a pesar de que ésta solo tiene que defenderse de su propia naturaleza explotadora, mientras que el socialismo en un solo país debe hacerlo del acoso económico, militar, cultural, del resto del mundo.
El sistema falsamente llamado democrático no contempla la victoria electoral de un revolucionario; por lo general, ni siquiera la victoria electoral de un reformista sin control. Un resultado de esa índole es un accidente grave. Ello explica la rápida radicalización de las sociedades revolucionarias: finalizado el juego de máscaras quedan las dos únicas opciones que en verdad son opciones. Todos los partidos anti-capitalistas presentan a su candidato y todos los partidos pro-capitalistas al suyo. No me extiendo en el análisis del dinero necesario para una contienda electoral en el capitalismo, del papel de la prensa, etc., ni de quien realmente ostenta el Poder en Estados Unidos, ¿Obama? ¿W. Bush?
Voto por una sociedad genuinamente democrática --del pueblo y para el pueblo--, y sé que la nuestra todavía tiene que recorrer un largo camino de perfeccionamiento. Pero ese camino no pasa por el pluripartidismo, ni por la democracia burguesa. Saludos.
P.D. El papel de Estados Unidos en Cuba no "empieza a ser desastroso" en 1952. La historia es mucho más larga y penosa.
El peligroso ejemplo de Cuba
Hace 1 hora
Ya lo dijo hace mucho Galeano: es un gran error confundir política con partidos, y democracia con elecciones.
ResponderEliminarYa quisiera yo en el Estado español tener al menos una pizquita de la democracia efectiva que hay en Cuba. Ninguna sociedad es perfecta, pero si pudiera volver a nacer no me importaría ser natural de la tierra de Martí.
Un cordial saludo,señor Ubieta.
Enrique Ubieta, lei con detenimiento su respuesta a Francisco.
ResponderEliminarCuando Usted le dice:
“El sistema falsamente llamado democrático no contempla la victoria electoral de un revolucionario; por lo general, ni siquiera la victoria electoral de un reformista sin control.”
Que me puede decir entonces de los compan'eros Hugo Chavez o Evo Morales, por solo citar dos ejemplos, que para mi niegan su afirmacion.
Son para Usted contrarevolucionarios los presidentes Chavez y Evo?
Supongo que no, entonces si son revolucionarios, como es posible que ganaran las elecciones dentro de un modelo capitalista?
Saludos.
La palabra "democracia" proviene del griego y podría resumirse en algo así como: "Demos" (pueblo), "Krátos" (gobierno). Gobierno del pueblo. ¿Y dónde mejor que en Venezuela y/o Cuba gobierna el Pueblo?.
ResponderEliminarDesde luego que en EE.UU no, ahí gobierna el capital, en España donde resido, tampoco. Lo sufro de primera mano, aquí también gobiernan los mercados. Y así sucede con la gran mayoría de países que utilizan esta gran palabra para su terrible y oscuro interés.
Me atrevo a decir sin miedo a equivocarme, que en ningún país capitalista existe la democracia. Hay elecciones, sí, pero las que el mercado exige; las del bipartidismo obsoleto y servil. Y eso, para una palabra tan bonita como es "Democracia", no es de ningún modo aplicable.
Saludos y eternamente agradecido Enrique.
Santi Castillo.
Estimado Enrique,
ResponderEliminarCoincido con usted que la democracia representativa tiene como objetivo la preservacion del capitalismo. No creo que haya habido alguien que formulara esa idea mejor que James Madison en el Federalista #10. "La mas comun y durable fuente de fraccionamiento social ha sido la variada y desigual distribucion de la propiedad," dijo el padre de la constitucion estadounidense, por lo que un sistema estable solo podia, segun Madison, basarse en la proteccion de la propiedad privada.
Estados Unidos no nace como una democracia, sino como una republica, modelo politico encaminado a la preservacion del status quo imperante entonces, dominado por las elites adineradas, de las que los padres fundadores formaban parte. El sistema no fue erigido para que gobernara la mayoria, sino para evitar la tirania de la mayoria, o sea, el aplastamiento del partido mas debil, o minoritario, por la masa, presa facil de los pronunciamientos de demagogos u "hombres aberrantes" (algo que, repasando la historia del siglo XX, no esta muy lejos de la verdad).
Segun conciben el sistema, que no ha cambiado mucho, este es profundamente antidemocratico, si por democratico se entiende el gobierno de las mayorias. Es la entrega del gobierno a un reducido numero de ciudadanos elegidos por el resto, capaces de determinar cuales son los "verdaderos intereses del pais" basados en su "patriotismo" y su "amor por la justicia", creia Madison...
No se si usted lo habra notado, pero esto se parece mucho a lo que se dice de los "cuadros", o miembros del partido unico imperante en Cuba. Nadie que se precie hoy cree que la democracia representativa y competitiva conduce a la eleccion de personas que se guian por su patriotismo y amor por la justicia, salvo excepciones. Sin embargo, los cubanos no vemos obligados a aceptar que los lideres y miembros de la elite del Partido Comunista actuan en nombre de la Patria, en nombre de la justicia, aceptarlo porque si, porque desde arriba nos dicen que los cuadros elegidos son los mejores y que siempre, aunque cometan errores, nos guian por el camino correcto. Es cuestion de fe.
(Sigue)
Continuacion:
ResponderEliminarSe inscribe en la tradicion occidental, de la cual Cuba forma parte, que la soberania recae en el pueblo. El gobierno trabaja para el pueblo, representa al pueblo, le responde al pueblo. Esto, a pesar de su elitismo lo reconoce el mismo Madison, quien ademas nos deja un principio fundamental para la democracia y la justicia: ningun hombre puede ser juez en su propio caso; ningun grupo de hombres puede ser juez en su propio caso. El trabajo de un gobierno debe ser juzgado, pero para que el juicio sea legitimo, este no lo puede emitir ni quien dirige el gobierno ni el partido que lo sostiene, porque eso es juzgarse a si mismo.
Un gobierno que se juzga a si mismo -una definicion excelente para una dictadura, aplicable, por ejemplo, al modo de comportarse Estados Unidos a nivel internacional, como al sistema que ha imperado en Cuba en las ultimas cinco decadas, mas alla de logros, fracasos, apoyo popular en cierto momento. El gobierno cubano ha contado siempre con la facultad de ser juez exclusivo y efectivo de su propio trabajo. Solo asi se explica que hablemos de "errores" donde una oposicion real diria negligencia o incompetencia, en medio de un debate abierto y plural.
Yo no concibo a un cirujano explicandole la muerte de su hijo a una madre diciendole: creiamos que sabiamos como operar el cerebro, pero ya ve, no lo sabiamos, asi que lo seguiremos intentando con el proximo paciente. Salir por la puerta y ni siquiera pedir perdon.. Pues eso es exactamente la
explicacion que nos han dado desde la maxima dirigencia cubana: creiamos saber como se construye el socialismo... Eso me parece a mi que es negligencia, mayor, pero yo no soy nadie para determinarlo: ese papel le corresponde al pueblo.
Al gobierno, en cualquier lugar, solamente lo puede juzgar el pueblo soberano, de una forma creible y legitima, y eso hasta ahora, mal que nos pese, se llama elecciones, donde ademas se permita que el mal gobernante y su partido, sea reemplazado en el poder. Pero podriamos ir mas alla. No necesitamos elecciones: cada 24 meses le podemos celebrar un juicio al gobierno, con jueces, fiscal (para que sea creible tendria que ser de un partido opositor), abogado defensor, y un jurado que represente a la poblacion (esto hubiese sido muy bueno, por ejemplo, para George W. Bush, dado que, concordamos en eso, las elecciones en Estados Unidos son actualmente una pantomima; es un mal generalizado, no hay duda)...
Y es que, estimado Enrique, no podemos ser anticapitalistas instaurando la antidemocracia; la antidemocracia, concuerdo con usted, es ser capitalista. Usted se equivoco al considerar que yo hablaba a favor de la democracia burguesa. No, yo rechazo terminantemente la democracia burguesa, la que jamas funciono en Cuba. Yo estoy a favor de la democracia sin adjetivos, donde cobre verdadero poder la voz del obrero, la voz del campesino, sin necesidad de que haya un "elegido" perteneciente a ningun partido que hable en su nombre. Hay muchos modelos que prueban -en Brasil, en India, en Chiapas- que otros modelos democraticos son posibles; se experimenta con ello en diversos lugares de Estados Unidos. No tenemos por que casarnos con la democracia representativa, aunque tampoco tenemos que renunciar al derecho a la libre asociacion, a la libertad de prensa, a toda una serie de logros y aspiraciones de
la humanidad...
(Sigue)
Continuacion:
ResponderEliminarEstimado Enrique, ayer estaba leyendo la Constitucion cubana, su comienzo...Bueno, me parece que entre tanta gente luchadora que se menciona alli no debemos olvidar que algunos, como Frank Pais, Jose Antonio Echeverria y otros muchos, entregaron sus vidas por la democracia en Cuba, no la antidemocracia. Es mas, declara la constitucion que anhelamos que "la ley primera de nuestra República
sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre", como dijera nuestro Apostol. Debo recordar aqui que a continuacion dice Marti: "O la República tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás: la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la República no vale una lágrima de nuestras mujeres ni usa sola gota de sangre de nuestros bravos."
Un saludo,
Francisco A. Dominguez
dominguezfranciscoa@yahoo.com
PD: Si utilizo 1952 es porque entonces comienza la historia de la Revolucion.
Alfredoviso: Si lees bien mi texto verás que añado a las palabras que citas lo siguiente: "Un resultado de esa índole es un accidente grave. Ello explica la rápida radicalización de las sociedades revolucionarias: finalizado el juego de máscaras quedan las dos únicas opciones que en verdad son opciones. Todos los partidos anti-capitalistas presentan a su candidato y todos los partidos pro-capitalistas al suyo". El triunfo de un revolucionario en un sistema democrático-burgués se produce como resultado de una crisis en sus estructuras de poder: de inmediato, tal como sucedió con Chávez y con Evo, son calificados de antidemocráticos. Entonces el sistema desestima su propia institucionalidad para recurrir al golpe de estado o a la subversión abierta. Un ejemplo: John Negroponte, experto “demócrata” que aplicó su concepción de la libertad individual en la guerra sucia contra Nicaragua, fue explícito en un comentario de 2006 que publicó la prensa antichavista de inmediato (a la que cito): "Dijo que si Chávez es reelegido [es decir, si el pueblo venezolano vota soberana y democráticamente por Chávez] era de esperarse que apele a “medidas que son técnicamente legales [es decir, que son legales], pero que sin embargo constriñen la democracia”.
ResponderEliminarEstimado Francisco: Me alegra encontrar en su nuevo comentario dos coincidencias de criterio que son básicas: 1. la democracia (representativa) burguesa tiene como objetivo la preservación del capitalismo o, dicho de otro modo, la protección de la propiedad privada; 2. no podemos ser anticapitalistas instaurando la antidemocracia; la antidemocracia, es ser capitalista. A partir de esos presupuestos comunes, quisiera comentar otras afirmaciones suyas. Afirma usted, refiriéndose a los Estados Unidos, que “el sistema no fue erigido para que gobernara la mayoría, sino para evitar la tiranía de la mayoría, o sea, el aplastamiento del partido mas débil, o minoritario, por la masa, presa fácil de los pronunciamientos de demagogos u "hombres aberrantes" (algo que, repasando la historia del siglo XX, no esta muy lejos de la verdad)”. Este enunciado fundacional del sistema norteamericano, que hoy puede ser leído con un criterio más amplio –después de hacerse evidente, por ejemplo, la supeditación real de las minorías en la llamada Modernidad, que en ese país impuso como identidad dominadora la del hombre (macho) blanco, anglosajón y protestante--, fue en muchos aspectos letra muerta, menos en uno, que es su contrario como usted reconoce (en términos de democracia): la protección de los intereses de una minoría adinerada que fue paulatinamente sustituyendo a la aristocracia colonialista.
ResponderEliminarEn este debate hay algo que se escapa al conocimiento libresco, y es la experiencia de vivir (o de haber vivido) una Revolución auténtica. Desconozco a qué edad emigró usted, o qué tiempo lleva viviendo en los Estados Unidos, en todo caso la experiencia de vivir una Revolución solo es plena si se vive como revolucionario, lo que es mi caso; aunque he viajado bastante, mi vida ha transcurrido en Cuba. Es imprescindible entonces que parta de mis vivencias, para abordar –más allá de lo que exponen los libros--, la peculiar relación que se establece en una Revolución, de forma espontánea, entre las masas, los individuos y los líderes revolucionarios (el Che hizo profundas reflexiones al respecto). El capitalismo, lo repito a menudo, necesita que sus trabajadores sean buenos especialistas en su perfil ocupacional, pero cultiva el analfabetismo funcional: concatena la vida de manera tal que la gente delegue su responsabilidad de pensar a favor de la televisión (los medios) y los políticos y se dedique a consumir. El ideal socialista necesita que la gente piense, que cada acto de su vida sea asumido con responsabilidad. La Revolución convierte a las masas en colectividades de individuos, y fracasa cuando ese proceso se detiene; los marginados asumen en ella por primera vez el protagonismo de sus vidas. A pesar de esto, la propaganda contrarrevolucionaria –que gusta de los términos abstractos--, califica a los líderes revolucionarios de “populistas”, situando en el mismo saco a personalidades de muy diversa índole, y asume el paradigma de “la libertad”. No existe libertad sin conocimiento, sin responsabilidad, sin protagonismo social. Los procesos revolucionarios extirpan de raíz las condiciones que permiten que unos pocos (super)individuos impidan el libre desarrollo –la libertad--, de la mayoría de las individualidades. Por eso el ideal socialista es más democrático que el capitalismo –digo más, pues no existe hasta el momento una democracia perfecta, aunque la que propone el socialismo, a diferencia de aquella que defiende los intereses minoritarios del Capital, es perfectible--; porque defiende a las mayorías de ser esclavizadas por una minoría, pero también porque individualiza a cada persona, y la convierte en un sujeto irrepetible. Es verdad que en medio del acoso permanente a que son sometidas, las sociedades socialistas no han sabido defender y usar para sí esa riqueza, esa diversidad de individualidades por ella creada.
continúa.
Aunque el ideal socialista necesita de personas que “se guíen por su patriotismo y amor a la justicia”, esas no son categorías aceptables para entender las funciones que asumen los gobernantes de una democracia burguesa, ni los “cuadros” de la Revolución. Probablemente W. Bush sea un buen padre, esposo, amigo (de sus amigos, decimos con ironía en Cuba), que sea incluso hasta un sincero patriota. Ninguna de esas cualidades lo define como gobernante. W. Bush representa una determinada estrategia, concebida para defender los intereses de una determinada minoría en el Poder: fue elegido para ello por los que eligen de verdad, no por los que depositan el voto en las urnas, como lo fue también Obama, agotada la imagen guerrerista y fracasada de su antecesor. Los cubanos elegimos un camino alternativo, al que responden los dirigentes y las instituciones, y tenemos la certeza que no tienen otras sociedades: en esta, siempre aparecerán corruptos, pero no es una sociedad que promueva o que acepte la corrupción. Ello, a pesar de que el bloqueo impuesto se propone incentivarla. La corrupción es intrínseca al sistema capitalista; la corrupción es un cáncer que destruye al socialismo. Habría que añadir que la confianza que el pueblo siente en Fidel y en Raúl, por ejemplo, no es ciega, es una confianza conquistada a partir de la experiencia histórica, de los hechos concretos de sus vidas y de su relación con el pueblo. Hace algunos días el comandante Ramiro Valdés recorría una fábrica en alguna provincia y una trabajadora entusiasmada dijo ante las cámaras de la televisión: “nosotros confiamos en Fidel, en Raúl, en todos nuestros dirigentes…” y Ramiro respondió de inmediato: “No, confiamos en Fidel y en Raúl, los demás dirigentes, tenemos que ganarnos esa confianza todos los días”. Usted subestima la capacidad evaluadora de un pueblo que se mantuvo firme en los años noventa, en las condiciones más adversas posibles para una sociedad de personas instruidas, con un mínimo de conquistas colectivas e individuales alcanzadas y súbitamente perdidas, que estuvo dispuesto a resistir al lado de sus dirigentes. ¿Miedo?, ¿represión? Si esas son sus respuestas, desconoce profundamente la historia y la realidad cubanas.
ResponderEliminarcontinúa.
Quizás el párrafo más lamentable de su comentario sea este: “Yo no concibo a un cirujano explicándole la muerte de su hijo a una madre diciéndole: creíamos que sabíamos como operar el cerebro, pero ya ve, no lo sabíamos, así que lo seguiremos intentando con el próximo paciente. Salir por la puerta y ni siquiera pedir perdón. Pues eso es exactamente la explicación que nos han dado desde la máxima dirigencia cubana: creíamos saber como se construye el socialismo... Eso me parece a mí que es negligencia mayor, pero yo no soy nadie para determinarlo: ese papel le corresponde al pueblo”. En primer lugar, ninguno de sus hijos ha muerto --son más instruidos, más libres, más dignos--, aunque erramos más de una vez, aunque tuvimos y tendremos que empezar nuevos caminos (uso el plural, porque en los aciertos y en los errores, todos los revolucionarios hemos participado): el camino hacia la sociedad más justa, más libre, que anhelamos (que nunca, lo sabemos, será perfecta) no es una decisión de los “conductores” o “cirujanos”, es una decisión colectiva y a la vez individual de la mayoría de los cubanos. No nos amedrenta el fracaso, porque de cierta manera nos conforta y realiza el camino. No es lo mismo que el gobierno yerre buscando la felicidad de todos sus ciudadanos, que yerre para mantener los privilegios de una aristocracia burguesa, mediadora de intereses foráneos. ¿Cuántos muertos –no los metafóricos, sino los de verdad--, ha producido el capitalismo para defender esos intereses espurios?, ¿cuántos ha producido en Cuba, en agresiones terroristas o económicas, para producir el desaliento?, ¿o es que cree que el capitalismo ha sido exitoso desde el punto de vista social? Todos los cubanos hemos sido “cirujanos”, hombres y mujeres que no se conforman con la muerte –ni en sentido metafórico, ni en sentido real--, y que no abandonan a su pueblo; si el procedimiento no funciona en un caso, no nos rendimos. Estamos en Haití salvando vidas que no existen en las estadísticas, porque primero elevamos a 78 años la expectativa de vida en nuestro país. No sabíamos cómo construir el socialismo, no lo sabemos del todo aún, pero sí lo que no queremos, y estamos dispuestos a zarpar una vez más en busca de la Isla desconocida, como en el cuento de Saramago. De la cita que hace de nuestra Constitución, mi total acuerdo: la independencia cubana está asociada a la justicia social, porque solo ella nos garantiza la dignidad y la democracia. Saludos.
ResponderEliminarLa Democracia Burguesa no es otra cosa que la dictura del capital sobre el trabajo.O sea la dictadura de una minoria sobre la mayoría.Y cuan la democracia burguesa ve en peligro la propiedad privada, su propiedad privada de los medios de producción,se transforma inmediatamente en una dictadura violenta y no asolapada como acostumbra a ser.Ejemplo:Lo ocurrido en Chile en la decada de los setenta...
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