FIDEL CASTRO RUZ.
En memorando secreto del entonces subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, se enumeraron los objetivos concretos del tenebroso plan: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro -expresa el documento- [...] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.”
El conjunto de medidas a tomar se denominaba “Programa de Acción Encubierta contra el régimen de Castro”.
Cualquier observador, esté o no de acuerdo con tan repugnantes métodos porque carecen de elemental ética, admitiría que esto implica la idea de doblegar a un pueblo. En este caso, se trataba de una confrontación entre la potencia más poderosa y rica del planeta y un país pequeño de diferente origen, cultura e historia.
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