Jorge Ángel Hernández
Los intelectuales argentinos, perplejos, se preguntan si hay dos, o más Vargas Llosa, es decir, el que escribe, Varguitas, y el otro. Borges, es verdad, lo hacía mejor. Y a mi entender hay solo uno: el que ha elegido dividir su vida en innumerables segmentos de cinco minutos de fama. Incluso en el ámbito del novelista que, tras largas jornadas de trabajo acaso apresurado, decide colocar un producto antes que una obra. Y en ese tránsito, a cada uno se le exige superar al anterior en materia de escándalo. Como esos boxeadores que los managers explotan sin escrúpulos, vende espectáculos de ring, rebosantes de ideología neoliberal sustentada a destajo. Don Mario no puede si no existir bajo una constante renovación de esos segmentos de cinco minutos de fama, incentivando cada mal mayor que él mismo alienta con otro mal que él va a considerar menor.
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El peligroso ejemplo de Cuba
Hace 13 horas
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