A veces aparecen textos cantinflescos como este, que afirman sin rubor no estar a favor ni en contra, sino todo lo contrario. El Nuevo Herald nos "informa" que: 1. el béisbol en Cuba ha decaído, carece de estrellas (por culpa de la Revolución, of course); 2. los peloteros cubanos que desertan reciben ofertas de pago millonarias (más altas que sus pares venezolanos o dominicanos o puertorriqueños), porque pese a todo, son los mejores. No es que el sistema socialista desarrolle sus potencialidades, es que son por naturaleza los más talentosos. Pero se me ocurren otras dos explicaciones: 1. que no es tan malo el sistema cubano que selecciona y prepara desde niños a sus futuros peloteros, vivan en la Sierra Maestra o en La Habana, y organiza un sistema nacional de estudios y entrenamientos --competencias infantiles, juveniles, de adultos e internacionales incluidas, todo pagado por el estado--, que culmina en la Serie Nacional de la que salen esos muchachos que los scouts adoran; 2. que esas altas suman tienen además una intencionalidad política: quebrar el sistema deportivo cubano, uno de sus mayores logros, y robarle sus talentos.
Pinche aquí y saque usted sus propias conclusiones. Pero lo que sí sabemos es que peloteros cubanos como Omar Linares, Antonio Pacheco, Orestes Kindelán o Pedro Luis Lazo, entre otros, no tienen precio.
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