Manuel E. Yepe
En términos políticos, la película producida por un grupo sionista compuesto por judíos de doble nacionalidad israelí-estadounidense y un egipcio copto puede ser analizada, desde una perspectiva táctica, como una manipulación antiestadounidense y, desde una estratégica, como un ataque psicológico antimusulmán. Así lo afirma en un artículo titulado “La blasfemia como táctica política” el periodista y activista político francés Thierry Meyssan, fundador y presidente de la Red Voltaire.
“La inocencia de los musulmanes” fue realizada hace varios meses pero fue lanzada en un momento deliberadamente calculado para provocar disturbios contra Estados Unidos y se ha sabido que agentes israelíes fueron desplegados en varias grandes ciudades con la misión de canalizar la ira de las multitudes contra objetivos estadounidenses.
Meyssan percibe en ello la evidencia de una fuerte pugna y un creciente alejamiento entre Washington y Tel Aviv que explican los recientes desencuentros entre Obama y Netanyahu, incluido el hecho de que éstos no se reunieran en ocasión de la visita a Nueva York del israelí para hablar ante la Asamblea General de la ONU. Meyssan señala que militares estadounidenses del más alto rango han hecho saber al gobierno israelí en las últimas semanas su intención de no continuar la sucesión de guerras comenzada tras el 11 de septiembre de 2001 (Afganistán, Irak, Libia y Siria) que, según los acuerdos informales de 2001, debían extenderse a Sudán, Somalia e Irán.
Meyssan considera que la primera advertencia israelí a EEUU se dio en Afganistán, en agosto de 2012, cuando impactaron dos cohetes el avión estacionado en tierra del General Martin Dempsey, Jefe del estado
mayor conjunto estadounidense. Para el periodista francés, la más reciente advertencia ha sido más brutal aún porque la exhibición del filme y sus consecuencias, aunque parecen un ataque frontal contra las creencias de los musulmanes, son además operaciones orientadas contra todo aquel que se oponga al proyecto de dominación israelí. Fueron agentes israelíes quienes manipularon a la multitud que participó en el asesinato del Embajador de Estados Unidos en el Consulado de Benghazi, asegura Meyssan.
El hecho cobra mayor gravedad si se considera que en Libia actualmente el gobierno nacional es ficción legal y el Embajador estadounidense es el jefe de facto del Estado. Los hechos en torno a “La inocencia de los musulmanes”, dice Thierry Mayssan, sirven al propósito de hacer que Washington -que parece en camino de abandonar la agenda sionista- regrese a su anterior posición.
Así ve también la tensión israelí-estadounidense el activista pacifista canadiense Donald Currie quien recomienda a las fuerzas políticas progresistas de Norteamérica considerar la gravedad de estos hechos para dejar de abogar acríticamente por la relección de Obama y en cambio lo hagan urgiendo a apoyar su candidatura solo en el contexto de una posición contraria a los planes de EEUU, la OTAN e Israel de provocar, mediante guerras, los cambios en Siria e Irán. Currie estima que los pueblos de Canadá y Estados Unidos continuarán siendo arrastrados a esas guerras mientras no existan candidatos presidenciales que hablen abiertamente de estas realidades y tengan coraje suficiente para oponerse a ellas.
Demostrativo igualmente de esta situación es la forma en que ataca a Obama el influyente periodista conservador y pro-israelí Charles Krauthammer, en un artículo sobre “Un colapso épico de la política
exterior” que publican varios periódicos estadounidenses. Krauthammer, refiere que la Doctrina de El Cairo, que fue pieza central de la política exterior de Barack Obama en busca de un acercamiento con el mundo islámico, ha colapsado. “Ahora solo queda la evidencia de una superpotencia en retirada. El mundo islámico esta convulso con una explosión de antiamericanismo. Desde Tunez al Líbano, los islamistas del Norte de África se alzan; Irán desafía a Estados Unidos, exige el derecho a enriquecer uranio y admite que tiene Guardias Revolucionarios desplegados en Siria. Rusia, después de armar a Al Assad, exige que Estados Unidos no intervenga. Se queman escuelas, negocios y edificios diplomáticos estadounidenses; el Embajador de EEUU y tres asistentes suyos son asesinados en Benghazi; se izaron banderas negras en las embajadas de EEUU en Túnez, Egipto, Yemen y Sudán en protesta por la muerte de Osama bin Laden; masacres en Nigeria; crece la violencia en Siria… lo único que declina es la America de Obama”.
El gobierno de EEUU, anonadado y confundido, culpa a los avances de una película que nadie ha visto y quizás no exista. Los Estados del Golfo ruegan a Estados Unidos que actúe en el caso de Irán… y Obama a quien contiene es a Israel, dice Krauthammer.
Octubre de 2012.
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