Manuel E. Yepe
Un documento publicado en septiembre de 2012 por la oficina de prensa del Consejo de Relaciones Externas de Estados Unidos, identificado como Contingency Planning Memorandum No. 16, con la firma del profesor Patrick D. Duddy, de la Universidad de Duke, revela las opciones que maneja Washington acerca de las próximas elecciones presidenciales en Venezuela:
“Si Chávez resulta relecto en un proceso aceptablemente libre y justo, Estados Unidos debe tratar de restablecer las relaciones bilaterales con vistas a una eventual renovación de la comunicación a alto nivel en áreas de mutuo interés. Si la elección pareciera fraudulenta, o los resultados legítimos fueran anulados, Estados Unidos debe promover una presión para restaurar la democracia y suspender las relaciones de negocios, como es habitual, hasta que un gobierno legítimo sea restaurado”. A la luz de la evidencia que deriva de las muchas encuestas que pronostican un amplio triunfo de Chávez y de testimonios como el del expresidente James Carter, que se mostró admirado con la transparencia que imperará en esos sufragios al constatar sobre al terreno la base material dispuesta para controlar la eficiencia del acto comicial, todo indica que Washington prepara algún tipo de gran manipulación en relación con este evento electoral y un guión mentiroso para justificar una agresión contra Venezuela.
El gobierno de Hugo Chávez ha significado, para la mayoría de los venezolanos, la recuperación de la dignidad nacional. Un pueblo postrado por la desesperanza y la indolencia con un sistema social diseñado para proteger a los opulentos y reprimir a los humildes, lo acogió como su salvador y guía hacia la construcción de un país de bienestar para todos. Chávez demostró a ese pueblo que Bolívar enseñara a andar el valor de la unidad y la solidaridad como herramientas para lograr, contando con la riqueza de un país privilegiado por la naturaleza, que Venezuela ocupe el sitial que le corresponde en la comunidad mundial de naciones; un lugar al que debe acceder sin altanería ni desprecio por los países menos privilegiados, por el contrario, como paladín de la solidaridad.
Grandes han sido también los logros económicos del gobierno bolivariano desde su llegada al poder. Al recuperar la riqueza petrolera nacional y consolidar la soberanía energética del país, Venezuela se ha confirmado como gran potencia petrolera y energética mundial con reservas probadas que ubican al país entre las principales del mundo. La Ley de Hidrocarburos de 2006, la recuperación en 2007 del control sobre todas las operaciones de la Faja Petrolífera del Río Orinoco -el reservorio de hidrocarburos más grande del planeta- y las medidas de justicia fiscal dictadas por Chávez han significado ingentes ingresos que ahora se revierten para el pueblo. Más allá de los números y la economía, lo que más se admira en Chávez es la consecuencia que ha demostrado su gobierno para mantener su vocación de inclusión y pluralidad pese a las acciones hostiles con que responde el imperio a cada medida revolucionaria de beneficio popular o de solidaridad latinoamericana que afecta su hegemonía o a los intereses de los remanentes de la oligarquía que son sus aliados incondicionales. Venezuela tiene hoy los más bajos registros de desempleo, pobreza general, pobreza extrema, mortalidad infantil y mortalidad materna en toda su historia.
Cuando se piensa que tantos logros económicos y sociales se han estado logrando en medio de constantes amenazas, presiones políticas, chantajes y campañas mediáticas difamatorias, crece la admiración por el talento político de Chávez y la determinación revolucionaria del pueblo venezolano. Y si además se toma en cuenta que el líder bolivariano ha protagonizado en el campo de las relaciones internacionales hechos trascendentales que han aportado a su nación un gran prestigio, se comprende porqué Chávez representa la recuperación la identidad para Venezuela y el papel bolivariano que a ella le corresponde en este continente.
El candidato de la oligarquía y el imperialismo que enfrentará a Chávez formuló recientemente promesas de mantener las misiones sociales como recurso desesperado por lograr algún voto popular. ¿Qué modelo alternativo al neoliberalismo será el que él propugna? Porque en todo el mundo –desarrollado y subdesarrollado- el capitalismo lo primero que hace cuando hay crisis es precisamente cortar los gastos
públicos para fines sociales. Se percibe que los pueblos latinoamericanos y caribeños confían plenamente en el pueblo venezolano y su capacidad de no dejarse robar el futuro propio y del continente, así como comprender lo que representa Hugo Chávez para la causa de la democracia, el socialismo y el bienestar de los pueblos en todo el mundo. Y que así lo demostrarán el 7 de octubre los venezolanos y las venezolanas.
Septiembre de 2012
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