No debiera parecer raro, pero lo es: los presidentes latinoamericanos empiezan a verse como integrantes de una familia. Ya los pueblos los habían antecedido en el sentimiento. Una familia que se protege mutuamente frente al imperialismo. Una figura ha sido clave: el comandante Hugo Chávez. Las trasnacionales de prensa y los gobiernos trasnacionales lo tildan de extremista, de loco, de subversivo. Lo cierto es que gobiernos muy disímiles de la izquierda lo tienen de referente, de confesor, de amigo. Mientras convalece en Cuba, la isla soberana de Fidel y de Raúl, pasan a verlo en fila, sus hermanos Rafael Correa de Ecuador, Evo Morales de Bolivia, Ollanta Humala de Perú, Cristina Kischner de Argentina, entre otros. El ALBA se reúne en Caracas para apoyarlo. Su pueblo salió este 10 de enero a respaldar su triunfo electoral, y fue acompañado por representantes de otros pueblos. Hugo Chávez es un hermano enfermo, pero es un símbolo vivo, muy vivo, que nadie dejará que nos lo arrebaten.
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