lunes, 23 de septiembre de 2013

El mensaje de Montaner para Dilma

Enrique Ubieta Gómez
Carlos Alberto Montaner es un político estadounidense. En sus datos personales dice que nació en Cuba, y a veces se hace pasar por cubano o por hispano, porque dicen que en los años noventa la CIA lo ubicó en España. No es que su opinión cuente mucho en los Estados Unidos, es un político “made in USA” para América Latina. Como el estadounidense de origen chileno Andrés Oppenhaimer, redacta los mensajes "no oficiales" que el Gobierno de su país (Estados Unidos, of course) desea enviar a los pueblos latinoamericanos. A veces, son propuestas de ruta, a veces son condicionamientos velados o abiertos, y a veces, bravuconadas de corte imperial, como este último, en el que el “fortachón” del barrio reconoce con cinismo que ha violado la ley, y anuncia que la seguirá violando. En su más reciente texto alude a la digna posposición del viaje oficial de Dilma a los Estados Unidos –respuesta a la insólita revelación de que su correo personal y sus cuentas en Internet son leídos por los servicios de inteligencia norteamericanos–, y pone en boca de un anónimo ex diplomático lo que desea trasmitir: hemos espiado a Dilma –sugiere–, porque el Gobierno brasileño hace lo que estima que debe hacer y no lo que Washington quiere. El párrafo final es un cínico chantaje y un acto de prepotencia. Escribe: “Las dos preguntas finales son inevitables: ¿apoyará Washington la candidatura a Brasil a ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU? ‘No si me preguntan a mí —me dice (el supuesto ex diplomático, comodín periodístico)—. Ya tenemos dos adversarios permanentes, Rusia y China. No hace falta un tercero’. Por último, ¿seguirá Estados Unidos espiando a Brasil? ‘Por supuesto —me dijo—, es nuestra responsabilidad con la sociedad americana’. Creo que Doña Dilma debe cambiar frecuentemente las claves de su correo electrónico”. Lamentable papel el de Montaner. Lamentables palabras. Como los gobernantes de su país (Estados Unidos, of course), olvida que son otros los tiempos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario