martes, 17 de septiembre de 2013

Músicos cubanos rechazan "improvisación" de Robertico Carcassés

A propósito de la repercusión que han tenido las apostillas del músico cubano Robertico Carcassés en el concierto homenaje a los Cinco Héroes cubanos, el 12 de septiembre de 2013, en la Tribuna Antimperialista José Martí, la revista digital La Jiribilla ha publicado algunos mensajes llegados a su Redacción.

Carta de Digna Guerra, Directora del Coro Nacional de Cuba

La Habana, 16 de Septiembre de 2013.
“Año  55 de la Revolución”.

A: Revista “La Jiribilla”.

De: Digna Guerra. Directora del Coro Nacional de Cuba.

Compañeros:
Me dirijo a ustedes para manifestar mi indignación por la actitud del músico Robertico Carcassés durante el concierto por los cinco el pasado 12 de Septiembre en la Tribuna Antiimperialista “José Martí”.
No se trata de que no podamos tener opiniones diversas. Se trata de tener ética y responsabilidad para plantear nuestros criterios en su justo lugar y momento. Utilizar ese escenario, en que numerosos artistas estábamos representando a todo un pueblo en una batalla sagrada  para la nación, es un acto absolutamente reprochable, que cuando menos revela egoísmo y falta de sentimiento colectivo.
La reacción del público fue la mejor respuesta que tuvieron sus palabras, y eso lo debe hacer pensar. Ninguna de las casi cincuenta agrupaciones y solistas que allí actuamos por nuestra propia voluntad y convicción  podemos estar de acuerdo en que nadie empañara, como lo hizo Robertico, el mensaje claro y firme que los artistas y el pueblo de Cuba estábamos enviando al mundo y en particular al gobierno de los Estados Unidos.
Como cubana, como músico y como madre considero inaceptable este hecho y me siento ahora más comprometida que nunca con la causa de Los Cinco, con la Revolución y con los jóvenes que cada día me esfuerzo en formar para la cultura y para la Patria.
Fraternalmente,

Maestra Digna Guerra.
Premio Nacional de Música. Directora del  Coro Nacional de Cuba y participante del Concierto.


  
Con cintas y razones

Eduardo Sosa

El concierto del día 12 unió a artistas de muy variados géneros e intereses estéticos y el respeto que de forma general primó en el mismo ha sido opacado por las agencias de prensa internacionales pues les interesa más publicitar la inconformidad de uno entre los muchos músicos que estuvimos esa noche.
Yo ya me había marchado cuando ocurrió el lamentable suceso y al día siguiente mi sorpresa fue grande al recibir la llamada de algunos amigos. Vi el video y solo entonces estuve convencido de que sí había ocurrido, hasta ese momento no lo creía.
Quiero llamar la atención sobre un detalle que sería bueno no perder de vista: Se requiere un uso más efectivo de los espacios de debate público y que todos nos expresemos libre y abiertamente sin temor a la diferencia y que a esos espacios acudan personas que sepan y puedan dar respuestas certeras y no otros a los que les asignan una tarea y terminan esgrimiendo evasivas o justificaciones de las que ni ellos mismos están convencidos.
Todas estas cosas pueden haber pesado en lo que hizo Robertico Carcassés, pero las cintas amarillas que con tanto cariño usaron y siguen usando millones de cubanos desde que se lanzó la campaña no eran, mi hermano, para pedir lo que tú pediste. Se trataba de llamar la atención del mundo hacia el reclamo y deseo de un pueblo de que esas familias se reunifiquen y esos hombres, con los que se ha ensañado la “justicia” norteamericana regresen a su país, pues defenderlo es la única razón de su encarcelamiento.
Casi me atrevo a asegurar que el propio Robertico no midió las consecuencias de sus palabras y eso lo hace irresponsable aunque no árbol para hacer leña, lo hace ver torpe pero para nada desechable y puede que hasta haya sido ingenuo pero nunca mediocre pues su talento es tanto que no dudo que en su camisa o en su muñeca aun podamos ver una cinta amarilla.


Carta del músico guantanamero Conrado Monier

Guantánamo, 16 de septiembre de 2013.

A: Revista “La Jiribilla”.

De: Conrado Monier.
Buenos días, hermanos de la revista “La Jiribilla”: Les pido que publiquen esta nota:
Ante todo un saludo guantanamero. Soy músico cubano, comprometido con la cultura revolucionaria y quiero expresar, a través de ustedes, mi desacuerdo con la actitud del músico Robertico Carcassés en el concierto del 12 de Septiembre pasado. Soy un admirador de su música así como de la obra de su padre.
Yo también fui convocado para aportar mi granito de arena en la colosal batalla  por la liberación de nuestros Cinco héroes. Con Inmenso orgullo y absoluta voluntariedad realicé la versión vocal instrumental  de la canción “Tie a Yellow Ribbon Round theoldoaktree” que fue interpretada por más de cien bandas  municipales de música y los coros del país simultáneamente el propio día 12.
Yo  también quise que nuestro mensaje llegara al corazón del pueblo norteamericano, pero tú, Robertico,  dañaste lo que con tanto esfuerzo miles de artistas habíamos gestado.
Lo que dijiste no es exactamente lo más grave, aunque denota una incultura política que si yo fuera tú, me esforzaría un poco por superar. Lo imperdonable es a quién se lo dijiste, dónde y en qué momento. Entonces me pregunto: ¿Para qué, Robertico?, ¿Qué querías?
Desde mi glorioso Guantánamo, a solo milímetros de los yanquis, este humilde músico cubano te dice algo: ESO NO SE HACE.
Espero que tu juventud y tu talento te ayuden a meditar y poner las cosas en su sitio. Hay valores, esos que habitan en lo más profundo de un cubano verdadero, con los que, Robertico, no se juega.

Conrado Monier.
Músico, compositor, arreglista y director guantanamero.

1 comentario:

  1. Es Triste e infeliz que sea mal interpretado lo que dijo Robertico, es triste por partida doble, porque ha ridiculizado a la revolución dos veces, no Robertico, sino la alharaca que se ha formado después. Triste que vean como una afrenta lo que dijo como parte de un estribillo, ridículo que lo tachen de falta de respeto, Parece mentira que después de más de medio siglo educando al pueblo más instruido del mundo hoy se vea como un desafío que alguien haga alusión a su deseo de votar directamente por el presidente. Con una abrumadorísima mayoría de apoyo en las elecciones yo no veo potivo alguno para, si esto fuese un pedido mayoritario, se cambiara la ley electoral, al final somos los ciudadanos los que tenemos el poder y el deber de velar por las leyes en nuestro país mediante la Asamblea nacional del Poder popular. Cierto es la existencia del autobloqueo, no es un secreto y hasta nuestro Presidente Raúl lo ha mencionado muchísimas veces: no veo por qué un músico, en un acto político, no se pueda hacer eco de las palabras de su presidente. Libre acceso a la información, como dice Taladrid, para sacar nosotros mismos nuestras propias conclusiones… o como parafrasea Magda Resik: Porque sólo si se sabe, se puede distinguir el bien. Tampoco veo problema en esto, el pueblo cubano es lo suficientemente inteligente como para saber discernir entre lo bueno y lo malo, lo verdadero de lo falso.
    Triste que la revolución quede en ridículo por la alharaca que se ha formado producto de este estribillo. Doblemente triste e infortunado es que al día siguiente hayan citado a Roberto para vetarle su participación en espacios públicos cubanos, confirmando así la existencia de una censura artística por motivos políticos. Dándole la razón al enemigo cuando afirma que en Cuba se silencian las voces que se expresan diferente.
    Después de este mucho ruido y pocas nueces sólo me queda pensar en un mcCarthismo a la inversa, lo cual sería un Stalinismo o algo incluso peor, que el funcionario del Instituto Cubano de la Música no sea sino un agente encubierto de la CIA esforzandose por ridiculizar a nuestra revolución.
    Y triste más aún es que artistas como Tanmy López, Digna Guerra, Eduardo Sosa, Conrado Monier y otros que faltan y que no demorarán en escribir, tengan que salir a la carrera a hacer declaraciones más dignas de un político que ha metido la pata que de un artista, sólo para tomar distancia y que no se le prohíba a ella ganarse sus frijoles.
    Ciertamente triste, no las declaraciones de Robertico, sino el tratamiento posterior que se les ha dado.

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