José Steinsleger
La Jornada
miércoles, 27 de marzo de 2013
Cuando Ángel Guerra me propuso presentar el libro de Enrique Ubieta Gómez Cuba: ¿reforma o revolución? (Ed. Abril, La Habana, 2012), acepté de inmediato, a pesar de mis reservas por el riesgo implícito (y no exactamente "desafío") de comentar un tema de este calibre en 20 minutos o, como ahora, en 800 palabras escritas.
Tarea "riesgosa", y a un tiempo factible por urgente y necesaria. Y ya no digamos entre los sectores castigados o alienados por la desinformación programada del poder mediático, sino (y más grave aún) entre los que sintiéndose liberados del flagelo se preguntan y repreguntan tontamente: ¿qué pasará en Cuba sin Fidel?... ¿hacia dónde va Cuba?
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VEA TAMBIÉN:
OTROS ACERCAMIENTOS AL LIBRO CUBA, ¿REVOLUCIÓN O REFORMA?
El peligroso ejemplo de Cuba
Hace 13 horas
Estupenda resena!
ResponderEliminarSaludos
"Están los que en los conductores de pueblos sólo ven afanes «redentores» (de los que sólo excluyen a Moisés), sosteniendo que sin Fidel otro hubiera sido el curso de la revolución. O sea, que los procesos histórico-sociales se reducirían a decisiones personales. «Opinión» que, justamente, es la que a brazo partido niega el papel de las movilizaciones populares y la discusión de proyectos colectivos a futuro."
ResponderEliminarLos que niegan el papel de las movilizaciones populares son siete mesinos. Eso es lo mismo que decir que si Batista no hubiera dado el golpe de estado, no solo en Cuba no hubiera habido una revolución al menos como la que tenemos, sino que se hubiera mantenido la republica mediatizada. De manera que algunos han sugerido que los cubanos les deberíamos de agradecer al tal tirado el que tomara el poder, pues gracias a ello se pudo inicial una rebelión. ¡Que manera de pensar tan sietemesinamente!
Esos intelectuales que afirman esas cosas son los mismos que se les hacían despreciables a Mao Zedong, pero especialmente a Pol Pot, por cuanto sabían que no había la más mínima sinceridad en ellos, sino que la inmensa mayoría eran unos oportunistas que encontraron en las letras un modo para con el buen vivir; de ahí que los despreciaran tanto.
El intento comunista de Lenin terminó en lo que fuera la URSS; la revolución cultural de Mao Zedong termino en China; el intento de crear una sociedad pura en Cambodia terminó. Mas nada de eso quiere decir que si no hubieran existido los lideres que las impulsaron no hubieran existido tampoco los intentos. Es lo mismo que decir que si los cubanos hubiéramos sido colonia de los ingleses no hubiera habido un Martí, ni un Maceo, ni lucha armada por la independencia.
Donde más han surgido esos intelectuales despreciables en la Cuba actual, cuando se nota la gran cantidad de seudo intelectuales como Iroel Sanchez, quien pone en primer lugar sus intereses de preferencias sexuales por encima de la causa revolucionaria, negándose a denunciar los macabros planes imperialistas de dominación global mediante inducir la homosexualizacion humana, no solo por temor a que lo puedan considerar cómplice de los mismos por cuanto ello supuestamente l estaría beneficiando y cumpliéndoles un deseo, sino que sobre todo por egoísmo, ya que una humanidad homosexualizada le seria mucho mas amena que una considerada homofoba; de ahí que el imperialismo haya calculado que siendo homosexuales la inmensa mayoría de los “intelectuales” por cuanto los machos tienen un gran prejuicio para hablar cultamente, considerando esto algo de poco masculino, por lo que les han cedido el mundo de las letras, de la cultura y de las palabras a la homosexualidad, pues el imperialismo concluye que ningún intelectual, homosexual ó no se atreverá a denunciar su macabro plan de dominación global mediante la homosexualizacion de la humanidad, la que exigirá y logrará la despenalización de la relaciones sexuales con niños y adolescentes, siempre que se trate de relaciones entre miembros de un mismo sexo; un logro que los absorberá en orgias y que los hará olvidarse del resto al hacerlo sentir haber logrado la máxima libertad.