Yoani Sánchez le tira fotos a 3 canisteles para un escrito de su blog. Y dice cuánto le gusta el canistel. Y a lo Leonardo Fabio, recuerda a su abuelita Milagros que hacía pan de la nada con sus chancletas de palo, chaca-chaca, chaca-chaca... y que ahora sólo pudo conseguir 3 canisteles y pone la foto (y sigue con el sabor de los canisteles). Pero nunca pudo postear fotos ni de 3 de sus hematomas cuando Rodney la sodomizó en la calle. Ya, según la prensa de Miami, se sabe que los 3 médicos que la atendieron en el policlínico son de la Seguridad del Estado y dieron falsos reportes y ni la quisieron curar. También se ha descubierto, en la blogosfera derechista, que su piel es milagrosa y se regenera en 48 horas, y que sólo le quedaron moretones en las nalgas (que no quiso mostrar a la BBC). Pero Macho Rico tampoco pudo tirarle fotos a planos cerrados de sus glúteos amoratados y postearlas en el blog porque fue a cumplir un deber de caballero a un duelo con Rodney en medio de un festival juvenil. Por la misma Yoani se sabe que ella ahora vive - y sufre - en La Habana porque no encontró curralo en Zurich. Pues debería denunciar a Suiza en su blog, no a Cuba. Aunque creo que en Suiza sentada en un laptop criticando la indolencia de bancos, relojerías y queseras, no era nadie. Pero en Cuba, hablando de la escasez de canisteles, sí. Si antes yo no atinaba a comprender por qué ella decidió regresar del paraíso helénico al infierno caribeño, ahora lo entiendo. Más claro el agua. Yoani no es boba. Para bobos es su blog. Que de paso no es un blog ni la cabeza de un guanajo sino un website más caro que el de la Casa Blanca (el sitio de internet del gobierno norteamericano tiene traducciones a menos idiomas que Generación Y y encima con enlaces a Twitter y Facebook; los que Obama no tiene). No quiero decir que la chica sea millonaria, lo que sugiero es que es embustera. Ni fue secuestrada, ni tuvo hematomas, ni buscó trabajo en Suiza, ni pasa trabajo en Cuba. Ha encontrado el modo de vivir de los que viven afuera. Se deja usar, desde luego, pero ése es el gaje del oficio. ©varela
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