Todo parece juego, azar; la vida es una ruleta que premia y castiga según amanezcan los astros. O una letra marcada. Un designio misterioso, inevitable, que solo los elegidos descifran. Walter Mercado lo anuncia "con mucho amor": dinero, romance, éxito, poder. Todo a escala humana, de manera que cada lector o telespectador piense que ha sido elegido. Los babalaos cubanos anuncian "la letra del año". Y Newsweek, la revista conservadora norteamericana, lanza sus predicciones, extrañamente asociadas a sus más notorias frustraciones: muerte de Fidel, golpe de estado en Venezuela, consolidación económica de Brasil como una nueva China, entre otras. Pero a diferencia de ilusionistas y religiosos auténticos, los estrategas norteamericanos apenas pueden esconder sus intenciones desestabilizadoras. Predecir un golpe de estado es incitarlo, es proponerlo --y ya vimos en Honduras que los gobiernos de facto "legales" para la derecha, han vuelto--, y si la predicción la formula precisamente quien los organiza, el anuncio se convierte en amenaza. La "posible" muerte de Fidel en el año se anuncia "justamente en momentos en que el presidente Hugo Chávez y otros visitantes extranjeros han elogiado la recuperación física del veterano líder comunista", según El Nuevo Herald. Una muerte que debe hacer cambiar a Cuba, es decir, hacerla renunciar a su proyecto alternativo. Para Estados Unidos, que mejoren las relaciones con la pequeña isla insubordinada, en su lógica imperial, significa que esta se rinda. Y sí, quizás el gobierno norteamericano necesite una China en este continente que frene a la del otro lado del Pacífico. Y desplace a Venezuela del liderazgo regional. Al concederle la sede del Campeonato Mundial de Fútbol y de la Olimpiada, los países ricos le han dado una bienvenida anticipada al club. Que el imperio --que todo lo sabe porque todo lo trama--, prediga, es más verosímil, más preocupante, que lo haga Walter Mercado. ¿El imperio se ha tornado supersticioso? Cada noche enciende una vela para hacer cumplir sus sueños, trabaja en las sombras, pero sabe poco.
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