Tomado inconsultamente del Blog de Varela.
Imagine que su vecino tiene una casa de huéspedes y de ahí le tiran piedras a usted para joderlo. Le rompen sus ventanas de cristal y en una de esas una visita suya sale herida con los vidrios. Incluso desde la casa de su vecino se le han colado en su patio varias veces y le han espantado las gallinas y roto las plantas ornamentales. Su perro fiel aparece envenenado y su gato ahorcado. Desde la casa vecina incluso le ponen música alta todo el santo día. Su familia apenas puede ver televisión tranquilamente y tienen que comprarse orejeras y hacer todo tipo de peripecias acústicas para disminuir el ruido que le viene de al lado. Y cuando usted va a salir al supermercado, de la casa de su vecino siempre sacan un camión que le bloquea la calle y usted tiene que dar un inmenso rodeo para ir por sus alimentos y las necesidades básicas del hogar. Finalmente usted decide hablar con su vecino y éste le confiesa que no es él, sino un primo que usted tiene que vive en un cuarto alquilado del vecino y la tiene cogida con usted por rencillas familiares. Usted llama a la policía y se queja pero no hay pruebas y sin orden judicial no pueden registrar la casa del vecino y además, su vecino goza de conexiones con las autoridades y la corte, pues tiene mucho dinero y la casa de huéspedes paga por protección policial. Entonces usted hace reunión de emergencia en su hogar y envía a un hijo suyo a la casa del vecino a que le meta el cuento de que está disgustado con usted y que quiere alquilarle otro cuarto. El vecino le alquila otro cuarto a su hijo. Y entonces su hijo procede a botarle el tirapiedras a su primo. A desaparecerle el veneno, el machete y la soga. Y a romperle el camión que le bloquea la calle. El vecino lo descubre, llama a la policía y acusa a su hijo de atentar contra las leyes de su casa de huéspedes y de crearle problemas a un buen huesped. La policía arresta a su hijo y un juez lo juzga. Y lo condenan por trasgresión, dañar propiedad y romper vehículo. Entonces su primo sigue viviendo en la casa del vecino, fanfarroneando de que es intocable y de que su hijo es un delincuente. Lo menos que usted puede hacer es poner una foto de su hijo en la sala y venerarlo como héroe de la familia. Al menos, de una manera u otra, la agresión desde la casa del vecino se ha controlado algo aunque sigan hostiles. Y porque no son comemierdas... saben que usted tiene más hijos. ©varela
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