Dr. Néstor García Iturbe
Las promesas realizadas por Barack Obama durante la campaña presidencial, en específico, las relacionadas con aliviar las regulaciones de los viajes a Cuba impuestas a los cubanos residentes en Estados Unidos puede considerarse que se han cumplido de forma “virtual”, pues aún estas personas están esperando por la aplicación de lo prometido por Obama. Si hacemos un poco de historia, inicialmente la promesa se realizó en Miami. Durante los primeros meses, después de la toma de posesión como presidente, en distintas oportunidades recordó lo que había prometido y aseguró que lo cumpliría. En abril de este año, hace un poco más de dos meses lo ratificó y orientó se dieran los pasos necesarios para su cumplimiento.Las promesas y orientaciones de Obama han caído en el abismo que representa la burocracia estadounidense. El Departamento del Tesoro, encargado de instrumentar los cambios prometidos, sencillamente no ha hecho nada y por lo tanto aún se mantienen vigentes las regulaciones de viaje impuestas por Bush.Esto significa que los cubanos que deseen viajar a Cuba pueden hacerlo amparados en la licencia general que solamente les permite visitar la Isla una vez al año. La Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) responsabilizada con el control de estos permisos, no ha instrumentado lo que ordenó el presidente y todo sigue en Washington y Miami como si nada hubiera pasado.Entre las justificaciones que ha dado la OFAC para dilatar la instrumentación de esta orden se encuentra una revisión ordenada por la Casa Blanca con el fin de analizar si en lo ordenado se podría incluir licencias específicas que facilitarían los viajes de académicos, periodistas, deportistas y otros.También se ha planteado que la demora está fundamentada en las coordinaciones necesarias con otros Departamentos del gobierno de Estados Unidos que deben actuar en cuanto al problema de las remesas y asuntos relacionados con las telecomunicaciones, lo cual también ha retrasado la labor de la OFAC. Pudiéramos decir que los burócratas de la OFAC adoptan para su trabajo el ritmo que más les conviene. Cuando Bush ordenó incrementar las restricciones de viaje, que limitaron estos en uno cada tres años y prácticamente prohibieron las remesas familiares, todo el proceso de preparación de órdenes, modelaje, y organización para poner a funcionar lo dispuesto, estuvo listo en menos de una semana. Ahora, después de transcurrir dos meses, aún no se vislumbra cuando la reversión del proceso estará terminada.Esta comprobado que en Estados Unidos los intereses individuales, en este caso los políticos y quizás algunos económicos, tiene mucho más fuerza que lo que orienta el presidente.
Las promesas realizadas por Barack Obama durante la campaña presidencial, en específico, las relacionadas con aliviar las regulaciones de los viajes a Cuba impuestas a los cubanos residentes en Estados Unidos puede considerarse que se han cumplido de forma “virtual”, pues aún estas personas están esperando por la aplicación de lo prometido por Obama. Si hacemos un poco de historia, inicialmente la promesa se realizó en Miami. Durante los primeros meses, después de la toma de posesión como presidente, en distintas oportunidades recordó lo que había prometido y aseguró que lo cumpliría. En abril de este año, hace un poco más de dos meses lo ratificó y orientó se dieran los pasos necesarios para su cumplimiento.Las promesas y orientaciones de Obama han caído en el abismo que representa la burocracia estadounidense. El Departamento del Tesoro, encargado de instrumentar los cambios prometidos, sencillamente no ha hecho nada y por lo tanto aún se mantienen vigentes las regulaciones de viaje impuestas por Bush.Esto significa que los cubanos que deseen viajar a Cuba pueden hacerlo amparados en la licencia general que solamente les permite visitar la Isla una vez al año. La Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) responsabilizada con el control de estos permisos, no ha instrumentado lo que ordenó el presidente y todo sigue en Washington y Miami como si nada hubiera pasado.Entre las justificaciones que ha dado la OFAC para dilatar la instrumentación de esta orden se encuentra una revisión ordenada por la Casa Blanca con el fin de analizar si en lo ordenado se podría incluir licencias específicas que facilitarían los viajes de académicos, periodistas, deportistas y otros.También se ha planteado que la demora está fundamentada en las coordinaciones necesarias con otros Departamentos del gobierno de Estados Unidos que deben actuar en cuanto al problema de las remesas y asuntos relacionados con las telecomunicaciones, lo cual también ha retrasado la labor de la OFAC. Pudiéramos decir que los burócratas de la OFAC adoptan para su trabajo el ritmo que más les conviene. Cuando Bush ordenó incrementar las restricciones de viaje, que limitaron estos en uno cada tres años y prácticamente prohibieron las remesas familiares, todo el proceso de preparación de órdenes, modelaje, y organización para poner a funcionar lo dispuesto, estuvo listo en menos de una semana. Ahora, después de transcurrir dos meses, aún no se vislumbra cuando la reversión del proceso estará terminada.Esta comprobado que en Estados Unidos los intereses individuales, en este caso los políticos y quizás algunos económicos, tiene mucho más fuerza que lo que orienta el presidente.
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