Casi dejo pasar una fecha inexcusable, la de la Revolución de Octubre –porque se ajustaba al antiguo calendario ruso–, la más trascendente del siglo XX. Como la francesa, marca un antes y un después. Soy comunista, y lo proclamo con orgullo; no por los desvíos imperdonables, no por los errores siempre inevitables, sino por el enorme tamaño de los sueños y las realizaciones que alcanzaron, que alcanzamos, a pesar de unos y otros, los que aquel día tomamos el cielo por asalto. También porque esos sueños estaban y están del lado de la justicia, la verdad y la belleza.
Poema a Lenin
Bertold Bretch
1
Al morir Lenin,
un soldado de la guardia, según se cuenta,
dijo a sus camaradas: Yo no quería
creerlo. Fui donde él estaba
y le grité al oído: “Ilich,
ahí vienen los explotadores. No se movió.
Ahora estoy seguro que ha muerto.
2
Si un hombre bueno quiere irse,
¿con que se le puede detener?
Dile para qué es útil.
Eso lo puede detener.
3
¿Qué podia detener a Lenin?
4
El soldado penso :
Si oye que los explotadores vienen,
puede que estando solo enfermo se levante.
Quizás venga con muletas.
Quizás haga que lo traigan
pero se levantará y vendrá
para luchar contra los explotadores.
5
El soldado sabía que Lenin
había peleado toda su vida
contra los explotadores.
6
Cuando terminaron de tomar por asalto
el Palacio de Invierno, el soldado
quiso regresar a su hogar, porque allí
se habían repartido ya las tierras de los propietarios.
Entonces Lenin le dijo: Quédate.
Todavía hay explotadores.
Y mientras haya explotación
hay que luchar contra ella.
Mientras tu existas,
tienes que luchar contra ella.
7
Los débiles no luchan. Los más fuertes
quizás luchen una hora.
Los que aún son más fuertes, luchan unos años. Pero
los más fuertes de todos, luchan toda su vida. Esos
son los imprescindibles.
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