martes, 9 de marzo de 2010

Chomsky: el internacionalismo cubano es espectacular.

Recomiendo a Gabriel Delpino, es decir, a Hernández Busto --uno de los lectores más asiduos de mi blog--, y a todos, esta reflexión de Noam Chomsky sobre la ayuda a Haití, parte de una entrevista reciente que repodujera Rebelión y que Cubasí hiciera notar:

En cuanto a la labor de auxilio, aparte de Partners in Health, Al-Jazeera señaló que el equipo médico cubano fue el primero que estableció servicios médicos entre los escombros y que constituye el mayor contingente de trabajadores de la salud en Haití, algo que precedió al terremoto. Si su trabajo en Pakistán [en el terremoto de 2005] es un indicador, probablemente serán los últimos en salir. Parece que Cuba tiene un historial ejemplar de ayuda extranjera, de muchos años.

Bueno, los cubanos ya estaban allí antes del terremoto. Tenían varios centenares de médicos allí. Y sí, enviaron más rápidamente, organizaron los servicios médicos con mucha rapidez. Venezuela también envió ayuda rápidamente y fue también el primer y único país que canceló totalmente la deuda. Haití tenía una deuda considerable con Venezuela a través de Petrocaribe. Es muy sorprendente que no se invitase a Venezuela y Cuba a la reunión de donantes de Montreal.En realidad el primer ministro de Haití, Bellerive, puso mucho énfasis en agradecer a tres países: República Dominicana, Cuba y Venezuela su rápido suministro de ayuda. Lo que dijo Al-Jazeera acerca de Pakistán es totalmente correcto. En aquel tremendo terremoto de hace unos años fueron realmente los cubanos los únicos que llegaron a las zonas difíciles en lo alto de las montañas, donde es muy difícil vivir. Son los que se quedaron después de que todos los demás salieran. Y nada de eso se difundió en Estados Unidos. Pero la cuestión es que, no importa lo que se piense sobre Cuba, su internacionalismo es bastante espectacular. Y la gente que ha estado trabajando en Haití por años está impresionada por la ayuda médica cubana, como se impresionaron en Pakistán, de hecho. Es una vieja historia. Quiero decir, la contribución cubana a la liberación de África es abrumadora. Y se puede encontrar esta historia en el ámbito académico, pero el público no sabe nada al respecto.

Sobre este punto, usted ha hablado de que «Los estados no son agentes morales, actúan por sus propios intereses. Y eso significa los intereses de las poderosas fuerzas internas». ¿Cómo se relaciona la historia ejemplar de trabajo humanitario como política del Estado cubano con ese pensamiento?

Bueno, creo que ha sido una parte fundamental de la revolución cubana tener un nivel muy alto de internacionalismo. Quiero decir, estos casos que has mencionado son algunos ejemplos, pero el caso más extremo fue el de la liberación de África. Tomemos el caso de Angola, por ejemplo, y existen verdaderas conexiones entre Cuba y Angola –una gran parte de la población cubana procede de Angola-. Pero Sudáfrica, con el apoyo de EE.UU., después de la caída del imperio portugués, invadió Angola y Mozambique para establecer su propio régimen títere allí. Trataba de proteger a Namibia, para mantener el apartheid, y nadie hizo mucho al respecto, pero los cubanos enviaron fuerzas, enviaron soldados negros que derrotaron a un ejército de mercenarios blancos y no sólo rescataron Angola, sino que causaron una conmoción en todo el continente –un choque psíquico- porque se consideraba que los mercenarios blancos era invencibles y un ejército negro los derrotó y los envío de vuelta a Sudáfrica. Así que dio la mano a los movimientos de liberación y además una lección a los blancos sudafricanos, para los que estaba llegando el final. No se puede pretender dominar un continente por motivos racistas. Ahora bien, no puso fin a las guerras. Los ataques de Sudáfrica en Angola y Mozambique se prolongaron hasta finales de 1980, con el fuerte apoyo de EE.UU. Y no fue ninguna broma. Según la ONU se estima que mataron a un millón y medio de personas en Angola y Mozambique, nada insignificante. Sin embargo la intervención cubana tuvo un efecto enorme, también en otros países de África. Y uno de los aspectos más llamativos de ella es que los cubanos no se atribuyeron el mérito. Querían que los movimientos nacionalistas en Africa lo asumieran. De hecho, nada de esto se conocía hasta que un investigador estadounidense, Piero Gleijeses, descubrió la evidencia en los archivos cubanos y en fuentes de África y la publicó en revistas especializadas y en un libro de texto, y es una historia sumamente asombrosa, pero poco conocida y pocas personas han oído hablar de ella

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