Alberto Núñez Betancourt
Tomado de Granma
Importantes medios occidentales de prensa vuelven a llamar la atención con la mentira prefabricada. Así responden a los intereses imperialistas contra nuestro país.
Mientras en Cuba tiene lugar, por ejemplo, la campaña de vacunación antipolio, que preserva la salud de más de medio millón de niños y en el Haití devastado centenares de galenos cubanos reafirman su espíritu humanista de lucha por la vida, titulares malintencionados se esmeran en orquestar una campaña en favor del contrarrevolucionario Guillermo Fariñas Hernández, en huelga de hambre, en su casa, en Santa Clara, desde hace 13 días, con la que, según ha declarado, trata de imponer la liberación de más de 20 presos contrarrevolucionarios, sancionados con todas las garantías procesales por nuestros tribunales; por actuar al servicio de intereses extranjeros, contra la independencia y el orden constitucional de nuestro país.
La manipulación es tal que reportes periodísticos llegan a plantear que el Gobierno cubano ha indicado que se deje morir a este asalariado de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, sin apuntar ni una palabra sobre los múltiples esfuerzos de nuestros profesionales de la salud por asistir a esa persona.
Guillermo Fariñas Hernández, conocido en el ambiente de los vendepatria como "Coco", transita de una posición afín a la Revolución, a una conducta antisocial.
El primer acto público que reveló el claro desajuste de su personalidad, y que no tenía ningún matiz político, ocurrió a finales del año 1995, cuando agredió físicamente a una mujer, funcionaria de la institución de salud donde laboraba como sicólogo, ocasionándole múltiples lesiones en el rostro y los brazos. El delito motivó una sanción de tres años de privación de libertad sin internamiento, además de imponérsele una multa de 600 pesos.
Para evadir la justicia inventó su primera huelga de hambre y poco tiempo después traspasó el umbral del activismo contrarrevolucionario.
Con la colaboración de esos grupúsculos divulgaba su caso, hacía un sinnúmero de tergiversaciones por las emisoras radiales subversivas, además de manifestar la disposición de morir si no le daban respuestas a demandas que se le antojaban.
Un segundo hecho en el año 2002 ratifica la característica violenta de este sujeto y el evidente desprecio por su Patria y los ciudadanos que la defienden. En plena ciudad de Santa Clara, Fariñas golpeó fuertemente con un bastón a un anciano que había impedido un acto terrorista de un enviado personal del criminal Luis Posada Carriles.
Los daños en el lesionado provocaron una urgente intervención quirúrgica para extirparle el bazo.
Una vez sancionado a 5 años y 10 meses de privación de libertad en la Causa 569 de 2002 del Tribunal Popular Provincial de Villa Clara, echa mano de nuevo a su método de hacer show: la huelga de hambre.
En aquella ocasión, la posición mantenida por Fariñas Hernández le provocó una ligera deshidratación, por lo que se le indicó tratamiento con sueros. Interrumpe la huelga y el 4 de noviembre del año 2002 decidió reiniciarla exigiendo que le pusieran un televisor en la sala de Enfermería de la prisión donde se recuperaba.
El 5 de diciembre del 2003, en atención a sus padecimientos de salud, se le concedió una licencia extra-penal (en el artículo 31, incisos 3.b y 4, del Código Penal, se establece la facultad de conceder la suspensión del internamiento al sancionado a privación de libertad por causas justificadas, sobre la base de que observe buena conducta), en cumplimiento de nuestras leyes y con base en la concepción humanitaria de nuestra justicia y sistema penitenciario.
Tres años después, este agente al servicio de los Estados Unidos protagoniza un ayuno prolongado para exigir a funcionarios de ETECSA el acceso a Internet desde su domicilio. Fariñas es un asiduo reportero de la infame emisora nombrada Radio Martí y de otras estaciones anticubanas.
Su hoja de servicios es amplia también en la asistencia a actividades de todo tipo de la SINA y algunas sedes diplomáticas europeas que dirigen la subversión en Cuba, de las que recibe instrucciones, dinero y abastecimientos.
Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre.
Por tanto, de ningún modo puede forzársele a ingerir alimentos, como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram, en violación de los derechos de los detenidos.
La medicina solo puede actuar cuando el paciente ha entrado en shock, fase en que como regla resulta tarde, pues el ser humano está en los límites de la supervivencia, lo que se llama punto de no retorno.
Como consecuencia de episodios sucesivos de huelgas de hambre, el organismo de Fariñas se encuentra en un proceso de deterioro notable.
Si hoy está vivo, hay que decirlo, es gracias a la atención médica calificada que ha recibido sin importar su condición de mercenario.
En este caso, no es la medicina la que debe resolver el problema intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro sistema político, sino el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan. Las consecuencias serán de su entera y única responsabilidad.
Cuba, que ha demostrado con creces que tiene como divisa principal la vida y la dignidad del ser humano, no aceptará presiones ni chantajes.
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